La salud de AMLO y la política emocional del clickbait
“Pasaron casi 24 horas hasta la mañanera del día siguiente para tener algo de información y cuando no tienes información también, como medio de información, pues especulas”, esas fueron las palabras expresadas en el programa Tercer Grado de Televisa por el periodista Sergio Sarmiento que dan cuenta de la estrategia que se estructuró luego del tercer contagio por COVID-19 del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Según la Real Academia Española, especular tiene seis acepciones, expondré dos que me parece son elementos que puntualizan muy bien este caso de disformación masiva que se generó en redes sociales. La primera acepción es la de hacer conjeturas sobre algo sin conocimiento suficiente, y la segunda acepción es la de comerciar, traficar.
Especular sin conocimiento parece ser uno de los elementos más importantes de nuestra época, la época de las emociones, y más bien del tránsito de ellas a través de las redes sociales, tal como plantea Ignacio Ramonet cuando dice que lo fundamental de las redes son conducir de un lugar a otro emociones sin que la verdad esté de por medio, la época está clavada en una especie de pantano emocional, el mantra que se repite en las redes quizás podría ser el siguiente: en tanto que lo siento es verdad.
Esto nos ha llevado a despropósitos increíbles como los que emergen cuando uno lanza una mirada a los diferentes grupos de terraplanistas como bien explica en su nuevo libro “la era del conspiracionismo”. Estos grupos en donde el conocimiento científico no importa, y apela a teorías conspirativas para decir que las verdades científicas han sido provocadas por una conjura de una cúpula para dominar al mundo, estos grupos se convierten rápidamente en la base de un electorado que tiene como fundamento la estimulación de emociones dentro del campo de la conspiración. Y esto es sumamente delicado, ya que la emoción que prepondera dentro del campo político es el miedo.
En situaciones límite, las redes sociales pueden provocar caídas de gobiernos con operaciones dirigidas por expertos informáticos que ayudan a interconectar estas emociones, la mayor de las veces sin una dirección clara política en el campo, pero sí con una intención clara la de tirar gobiernos que son un estorbo para la configuración del mercado mundial, como fue lo sucedido en la primavera árabe con la red social facebook.
El entender que los objetivos esenciales de las redes son conducir emociones para desde ahí codificar cualquier tipo de información nos permite captar que la verdad puede ser echa de lado. Mientras más información recibamos de nuestros conocidos en los que confiamos, de los que tenemos afinidades ideológicas, esa información se vuelve real. No importa que lo sea, sino que la corazonada es lo que prepondera. Y eso me permite emitir un juicio de valor, y esa es la premisa para determinar que sí considero que esa información es verdad entonces lo es.
Démonos una idea, de repente a los grupos de whatsapp comenzaban a llegar audios de personas que no decían su nombre, es decir un audio de totales desconocidos, pero que decían saber información delicada y grave sobre la salud de López Obrador. La información, en este caso el audio, proviene de tu círculo cercano, de alguna manera algún allegado tuyo tuvo acceso a esa información y al compartírtela te dota de un poder inmenso, esto es, que tú también puedes compartirla para construir este nuevo relato de posverdad. Porque nada está comprobado, pero todo está compartido, y entre más se comparta pareciera ser que más credibilidad puede tener, tantos no podrán estar equivocados.
Este ejercicio no es nada nuevo, digamos que esta etapa en el caso de México fue inaugurada con la campaña electoral de 2006 que todavía se alcanzó a lanzar desde los medios de comunicación tradicional como Televisa y TV Azteca, la cual consistió en apelar a las emociones, específicamente al miedo dentro de las clases medias, al colocar el mensaje todos los días de que López Obrador era un peligro para México.
Lo nuevo sí es que la velocidad de las redes sociales pueden generar un ánimo diferente entre la población. Una especie de emotividad tóxica, en donde los linchamientos sean fundamentales para la vida cotidiana. En este caso, no es la preocupación real sobre la salud del presidente, sino más bien la estimulación de un tipo de política necrofílica, la operación tuvo dentro de sus fines afianzar la idea de que está bien desear la muerte del presidente y de una u otra forma mi deseo se vuelve real en la medida que lo comparto en la virtualidad. Es una descarga emocional tanática. Quienes elaboran estas matrices saben que están preparando a las masas para un tipo de violencia política decadente.
Deshumanizar a López Obrador es el objetivo, aunque su esposa la doctora Beatriz Gutiérrez Müller salga a decir que su salud está bien en términos generales, pero que su COVID le pide reposo, los medios de comunicación y las redes sociales trafican con la posverdad, eso les da monetización, la política emotiva del clickbait les abre camino para una posterior desestabilización del gobierno, hay un mensaje a las masas, si logramos deshacernos de él, este proyecto no podría existir, se cae.
Es importante captar que las redes son un vía preponderantemente alimentada por la información producida por la industria periodística, es decir, por aquello fue se denominó el cuarto poder, y es que, la información que el mandatario se encontraría más grave de lo que se decía provino de una nota firmada por el Diario de Yucatán que mencionaba que este “habría sufrido un presunto infarto”. La propia elaboración de la frase no fue nada ingenua, eso de presunto y de habría abría el camino que necesitaban las redes: la especulación.
Esta política emotiva del clickbait corresponde a obtener visitas a tus sitios, pero desde el objetivo de producir una emotividad en la masa que pueda ser esparcida, una toxicidad compartida, un miedo que pueda manipularse. Y es que una vez que se cae en esta red, lo que sigue es estimular el odio con mensajes destinados a propagar la duda: no se informa correctamente de la salud presidencial; no ha aparecido en un video; se convocó a todos los gobernadores de Morena a una reunión y no a los de la oposición; hasta llegar a una muy patética: si se muere no van a convocar a elecciones. Y así una serie de elementos para alimentar el odio político al proyecto de la cuarta transformación.
La segunda acepción de especular que estamos usando en este texto es precisamente la de traficar o comerciar. Una vez que se abre el espacio para manipular la derecha mediática y económica no perdonan, intentan generar un golpe dentro de la gobernabilidad para obtener mayores ventajas en la lucha electoral de 2024. Estos espacios hay que decirlo fuerte y claro son un laboratorio para estimular en las masas miedo y odio. Todo con el propósito de poder negociar mejores condiciones, es un claro chantaje, no es la salud presidencial, es la necesidad de las elites de generar masas conspiranoicas que les permitan manipular la realidad y desde ahí mantener el poder económico corrupto intacto.
En un escrito realizado por Ricardo Monreal, líder de los senadores de Morena, planteó que estaba convencido que algo había sucedido en estos días con el presidente López Obrador mientras se recuperaba del COVID-19 ya que lanzó un mensaje de conciliación y unidad. Esto debe llamar mucho la atención, y es que las estrategias desde el exterior por romper la unidad también pasan por moldear un nuevo tipo de masa social, y es que no hay que dudar que han avanzado. Por eso el ejercicio de la mañanera sigue siendo fundamental, aunque a estas alturas ya no deberías ser el único.
Este episodio mostró falta de cohesión y claridad política para detener todo tipo de rumores, y es que el punto no eran los rumores sino la operación psicosocial en curso. Los liderazgos de Morena parecen estar más concentrados en defender sus pequeños cotos de poder que en mantener el liderazgo con mensajes que ayuden a comprender los ataques de fondo. Es momento de analizar este episodio con lupa porque lo que viene será de dimensiones más grotescas. A la derecha se le juega nada más y nada menos que todo su capital corrupto, no lo olvidemos.