¿Qué es el concentrado de oro? El material robado por un grupo armado que vale millones, pero no es oro puro

El robo de más de 30 toneladas de concentrado de oro ha generado dudas: ¿qué es, para qué sirve y por qué tiene tanto valor si no es oro puro?
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Concentrado de oro: ¿qué es y por qué vale millones?

Un grupo armado interceptó un camión en carretera y robó más de 30 toneladas de concentrado de oro, un material que, aunque no es oro puro, posee un enorme valor comercial.

El golpe ha generado curiosidad sobre esta sustancia poco conocida fuera del mundo minero, pero vital para la industria de extracción de metales preciosos. ¿Qué es exactamente el concentrado de oro y por qué resulta tan atractivo incluso para el crimen organizado?

El concentrado de oro es un producto intermedio obtenido durante el procesamiento del mineral extraído de una mina. Cuando se extraen toneladas de roca de la tierra, estas contienen apenas una pequeñísima cantidad de oro, usualmente medido en gramos por tonelada.

A través de un conjunto de procesos mecánicos y químicos —como la molienda, flotación y a veces cianuración— se logra separar el material más rico en oro del resto de la roca, produciendo así el llamado “concentrado”.

Este concentrado es una mezcla de minerales, polvo y lodos que contiene una proporción de oro, junto con otros metales valiosos como plata, cobre o sulfuros. Sin embargo, no puede utilizarse directamente como joyería ni como moneda de cambio: requiere ser refinado en instalaciones especializadas, donde se somete a altas temperaturas o procesos químicos para separar el oro puro.

Entonces, ¿por qué alguien lo robaría?

La respuesta es sencilla: aunque no sea oro puro, su valor en el mercado es bastante alto. Una tonelada de concentrado puede contener desde unos pocos hasta varios miles de gramos de oro. Dependiendo de la riqueza del concentrado, una sola tonelada puede valer desde decenas hasta cientos de miles de dólares. Multiplicado por 30 toneladas, estamos hablando de una cifra que puede superar los millones de dólares.

Para una persona común, este material no tiene utilidad inmediata. No se puede fundir en casa, ni vender a una joyería. Pero para un grupo criminal con contactos en el mercado negro internacional, o incluso con acceso a instalaciones clandestinas de fundición, representa literalmente una mina de oro.

El concentrado puede ser vendido a precios reducidos a compradores ilegales que lo procesan, lo refinan y luego introducen el oro puro al mercado como si fuera legítimo.

Este tipo de delitos dejan al descubierto un punto vulnerable en la cadena de producción minera. Aunque el oro refinado suele estar fuertemente custodiado, el concentrado se transporta en condiciones menos seguras, lo que lo convierte en un blanco más fácil para los delincuentes.

El caso también deja claro que la ambición por los recursos no siempre empieza con el oro reluciente que vemos en joyas o lingotes, sino desde etapas previas, cuando aún luce como un lodo oscuro que guarda en su interior una fortuna.

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Hugo Lynn