Los retos de Claudia ante Trump

Donald Trump fue elegido nuevo presidente, en parte gracias a su agenda agresiva hacia México.
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México es quizás el país más afectado en el mundo por lo que ocurre en Estados Unidos.

Las razones son de toda índole: por la frontera de 3.000 kilómetros que comparten, porque es su mayor socio comercial, porque millones de familias tienen miembros en ambos países.

Pero sí es el más afectado por razones estructurales, también lo es por razones coyunturales.

Donald Trump fue elegido el martes 5 de noviembre como nuevo presidente de Estados Unidos, en parte gracias a su agenda agresiva hacia México, la cual incluye altos aranceles a las importaciones desde ese país y la deportación de mexicanos indocumentados que estén en territorio estadounidense.

Estos son los cuatro ámbitos sobre los cuales va a girar la compleja relación entre México y Estados Unidos durante los próximos 4 años.

ECONOMÍA

El miércoles, el peso mexicano registró su peor marca en dos años, de casi 21 pesos por dólar, debido a la victoria de Trump.

Aunque la devaluación es una tendencia normal en países emergentes tras las elecciones en la primera economía del mundo y fue en principio una caída menos drástica de lo esperado, los inversionistas extranjeros creen que las restricciones comerciales prometidas por Trump pueden afectar el desempeño de la economía mexicana.

En campaña, Trump dijo que piensa imponer aranceles del 25 por ciento a las importaciones de México si el país no detiene el tráfico ilegal de migrantes.

También aseguró que va a sancionar el transbordo de productos chinos a través de México e imponer una tarifa de 500 por ciento a los automóviles producidos por empresas chinas en México.

EL NEARSHORING

Con la llegada de Trump se tiene la expectativa de que se puede afectar el nearshoring por la propuesta en los recortes a los impuestos a las empresas, lo que podría restar interés por instalarse en México.

Esto puede afectar la atracción de inversión, pero no hará que desaparezca; no imagino que México pase de recibir 40 mil millones de dólares en IED a que no reciba nada, simplemente hay cosas que por puro esquema de costos tendrán que hacerse en México.

Y en otro escenario más optimista, pero con más trabajo, es que México mande la señal de que será un socio comercial preferencial, con condiciones de coordinación regional.

MIGRACIÓN

Trump prometió deportar un millón de migrantes indocumentados al año y dijo que va a reanudar la construcción del muro fronterizo entre los dos países.

Ambas promesas son difíciles de cumplir, según expertos, porque son costosas y pueden afectar a la economía estadounidense, que en parte depende de la mano de obra migrante.

Sin embargo, con que solo una parte de la “deportación masiva” prometida se realice ya hay razones para la preocupación en México.

Para evitar los aranceles, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a detener migrantes y logró reducir el flujo de personas que ingresaban a Estados Unidos.

Sheinbaum va a seguir con esa política, pero va a tener que fortalecer mucho la red consular en Estados Unidos, no solo por las deportaciones, sino por el trato a los mexicanos allá.

La nueva mandataria mexicana ha insistido en que la migración transnacional debe ser atendida a través de soluciones sociales en los países de origen, una iniciativa que en principio no aparece en el manual trumpista.

AMLO llegó a escribir un libro titulado “Oye, Trump” en el que explicaba la importancia de los migrantes para Estados Unidos y proponía medidas no policiales para atender la migración.

Los expertos esperan que Sheinbaum mantenga el pragmatismo de su antecesor. Antes de las elecciones ella dijo que iba a trabajar con quien quiera que ganase.

Sheinbaum tiene suficiente carácter como para tener un diálogo interesante, importante, horizontal con él. Ella llegó con un fuerte apoyo popular y eso es algo que Trump no puede negar.

La relación bilateral ha pasado por todo tipo de coyunturas difíciles. En 2016 se creyó que Trump sería un problema para México y el resultado fue casi opuesto. Ahora llega un Trump distinto, quizá más ambicioso, y en México gobierna la primera mujer presidenta, una progresista y ambientalista, que goza de un notable apoyo popular. Se viene, en todo caso, otra coyuntura desafiante.

México tiene que ser inteligente, actuar con paciencia y sobre todo trabajar de la mano del sector privado de Estados Unidos para convencer a muchos sectores y que éstos ayuden a Trump de que México ayuda a la economía estadounidense a ser más competitiva a través de las cadenas globales de valor, sobre todo vis a vis con China.

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