Reportaje Especial. UMA, el mal negocio de los vallartenses; 1ª parte
Ante el crecimiento de Puerto Vallarta y demanda de más servicios, en el 2010 el último presidente municipal de extracción priista, Salvador González Reséndiz, enarboló el proyecto de edificar “la nueva presidencia”, para descentralizar oficinas.
Se corrieron muchos rumores, que hasta hoy prevalecen, como el que el alcalde en turno y su papá eran los dueños de los terrenos donde se levantaría este edificio al norte de la ciudad, en el rumbo del viejo Rastro.
Lo cierto es que de acuerdo al soporte documental de los acuerdos de Ayuntamiento, el terreno con una superficie de 9171.33 m2, ubicado en la calle Mezquital número 604, del Fraccionamiento Portales, entre la avenida Villa Colonial y Portal Constitución.
Era un terreno que en el 2003 la empresa Proyectos Inmobiliarios de Culiacán, S. A. de C. V. donó al Ayuntamiento cuando desarrolló los proyectos urbanos de esa zona, en la manzana 17 y el área verde de la manzana 10, de manera que dicha colonia perdió su área común.
Ejecutó el diseño y obra la empresa Constructora Metropolitana de Guadalajara, S.A. de C.V. en su primera etapa por 41 millones 406 mil 123 pesos iniciando los trabajos en octubre del 2010 y concluyendo la obra negra en marzo del 2011, en dación de pago les entregaron la planta baja, con sus 14 locales comerciales, y los 548 m2 del cuarto nivel.
Hicieron oficinas para rentar a juzgados, previa desincorporación del dominio público y afectación en Régimen de Propiedad en Condominio de Oficinas Administrativas y de Comercio.
Al final la comuna les pagó el 80% del costo, pues a cambio les entregaron la quinta parte de la UMA, siendo aproximadamente 10 mil m2 de los 50 mil que construyeron, según Carlos Efraín Yerena, regidor de la administración 2010-2012, quien formó parte de la comisión de Adjudicación, Asignación y Contratación de Obra Pública.
Se dijo satisfecho de cristalizar el anhelado sueño de sacar las oficinas del centro ya insuficientes en el Palacio Municipal construido a principios de la década de 1980. Confirmó que el terreno no era de ningún pariente del entonces alcalde, como mucho se ha especulado.