Reflexiones cotidianas Los místicos, Ibn Arabi

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“Velad por no estar atados a una creencia concreta que niegue las demás, pues os veréis privados de un bien inmenso (…) Dios es demasiado grande para estar encerrado en un credo con exclusión de los otros”. Estas palabras fueron escritas en el siglo XIII por el místico, pensador y poeta musulmán Ibn Arabi (conocido también como Ben Arabi), nacido en la Murcia islámica de 1165.

 

En todas las religiones existe una parte fina o sutil que guarda los misterios y verdades más puras, de tal forma que no admiten dogmas, incredulidad, mucho menos la intolerancia. El respeto por todas las creaturas humanas o no es parte de su filosofía. De esos maestros se cuentan muchos, unos muy conocidos, otros casi nada.

En el cristianismo se habla del gnosticismo, en el islam están los sufíes. El sufismo es una corriente mística y ascética del islam y considera que Dios puede ser hallado en cualquier forma o creencia. El Sufismo puede describirse como una práctica mística que enfatiza ciertos rituales únicos, para guiar a los buscadores espirituales a un encuentro directo con Dios. Mahoma es considerado su profeta principal.

 

El místico Bishr ibn al-Harith ha dicho que: “el sufí es aquél cuyo corazón es sincero con Dios.” De esta manera, una de las palabras de las cuales se cree que se deriva el sufismo es safa, que significa puro–esto debido a la pureza del corazón de los sufíes. Otros han derivado sufí de la palabra saff; esto se refiere al “primer puesto” de los sufíes delante de Dios. Los sufíes creen que poseen una posición prominente en relación con Dios. El término sufffab — que significa: “Gente del Sofá” — y la palabra suf la cual se refiere a la costumbre de los sufíes de vestir lana, son las dos derivaciones más populares de la palabra sufí.

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