Red Sox doman a Yankees en épico arranque del comodín

Boston pegó en los momentos clave y resistió el embate neoyorquino en la novena, para ponerse arriba 1-0 en la serie de comodín
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Boston Red Sox

El béisbol de octubre no perdona, y esta vez el Yankee Stadium vibró con un duelo clásico: Red Sox contra Yankees. Dos eternos rivales cara a cara, abriendo la serie de comodines de la Liga Americana con drama, nervio y corazón. Boston se llevó el triunfo 3-1 en un juego que se definió hasta el último out, de esos que se recuerdan por años.

La primera campanada la dieron los Yankees en la segunda entrada. Anthony Volpe se paró firme en la caja y conectó un cuadrangular solitario que encendió la grada. El batazo por el jardín derecho puso arriba a Nueva York 1-0 y desató la euforia de la fanaticada local.

A partir de ahí, los lanzadores tomaron el control. Garrett Crochet se fajó en la loma por los Yankees, mientras Max Fried hizo lo propio por los Red Sox. Entre roletazos y ponches, el juego avanzaba con tensión contenida: cada lanzamiento pesaba como plomo.

El quinto capítulo fue un recital de picheo neoyorquino: tres ponches seguidos para silenciar la ofensiva de Boston. Parecía que la noche se inclinaba a favor de los Bombarderos del Bronx. Pero el béisbol siempre guarda sorpresas.

En la séptima alta llegó la sacudida. Con corredores en posición de anotar, el manager de Boston mandó como emergente a Masataka Yoshida. El japonés no falló: un rodado al central se convirtió en un imparable histórico. Ceddanne Rafaela y Nick Sogard cruzaron el plato, volteando el marcador a 2-1. El dugout de Boston estalló de júbilo, mientras en la tribuna crecía la preocupación.

Los Yankees intentaron responder, pero se toparon con relevistas que no se achicaron: Luke Weaver, Fernando Cruz, Devin Williams y finalmente David Bednar y Aroldis Chapman, quienes se encargaron de domar los bates neoyorquinos. Cada out era celebrado como si fuera el último.

La puntilla llegó en la novena. Trevor Story abrió con sencillo, robó la segunda y enseguida Alex Bregman lo empujó con un doble al jardín izquierdo. El 3-1 parecía definitivo, aunque la máxima del béisbol retumbaba: esto no se acaba hasta que se acaba.

Y así fue. En la novena baja, los Yankees llenaron la casa con tres sencillos consecutivos. El estadio se volvió un hervidero. Sin outs, la remontada parecía inminente. Pero al montículo subió Aroldis Chapman, que con su experiencia y su fuego apagó el incendio.

Primero enfrentó a Giancarlo Stanton: recta de 100 millas, foul. Otra más, abanica. Y un splitter demoledor para el ponche. Primer out. Luego vino Jazz Chisholm Jr., que tras batallar terminó volando la pelota al jardín derecho, inofensivo out número dos.

Quedaba un último intento con Trent Grisham. El estadio contenía la respiración. Chapman soltó recta tras recta. La cuenta llegó a dos bolas y dos strikes. El cubano lanzó un slider endemoniado que congeló al bateador. ¡Tercer strike, juego terminado!

Boston celebró en territorio enemigo un triunfo de carácter, construyendo ventaja de 1-0 en la serie de comodines. Los Yankees, por su parte, saben que no hay mañana: deben responder de inmediato si no quieren ver truncada su temporada en casa.

Este primer capítulo entre Red Sox y Yankees dejó claro que octubre apenas empieza y ya regala emociones de leyenda.

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Hugo Lynn