Las razones del crecimiento de la inversión extranjera

Los factores que impulsan esta inversión, como la ubicación geográfica, el T-MEC y el nearshoring, sugieren que México tiene un potencial significativo para el crecimiento económico a largo plazo.
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Más allá de Trump y los aranceles, nuestra posición geográfica y la existencia de un Tratado Comercial con EE.UU., es un factor determinante.

De acuerdo con los datos preliminares, México alcanzó un máximo histórico de Inversión Extranjera Directa (IED) durante el primer trimestre de 2025, con un flujo de alrededor de 21.4 mil millones de dólares. Este monto preliminar representa un incremento de 5.4% respecto al mismo periodo de 2024.

Se trata del nivel trimestral más alto registrado en la historia económica del país. Ese monto subraya un fuerte cambio en la dinámica de atracción de capital foráneo. Este repunte ocurre a pesar de un entorno global de incertidumbre.

Los factores que impulsan la IED incluyen la ubicación geográfica de México, el T-MEC, el nearshoring, una percepción de riesgo favorable en comparación con otros países, la infraestructura existente, la estabilidad, el bono demográfico y la creciente participación femenina en el mercado laboral.

La discrepancia entre el aumento de la IED y la disminución de la inversión local sugiere una falta de confianza o capacidad de los inversionistas mexicanos para aprovechar las mismas oportunidades que atraen a los extranjeros. Esto podría indicar problemas estructurales o de percepción que limitan el crecimiento interno.

Cuando las empresas comparan el riesgo México, con todo y los ingredientes locales que existen, contra el riesgo presente en otros lugares del mundo, la ventaja usualmente es para el país. No sucede lo mismo con los inversionistas que solo pueden medir el riesgo de México.

Hay muchos factores que limitan la infraestructura en el país; quizá el ámbito más importante sea el de la energía eléctrica, pero cuando se observan las tendencias, se aprecia que hay posibilidades de que en ese ámbito y en otros se logren salvar los principales cuellos de botella.

Aunque en México damos por sentado que existe estabilidad, cuando las comparaciones ocurren en el ámbito global, resulta que este es un argumento para la inversión en el que nuestro país tiene muchos activos.

El hecho de que, al menos por un par de décadas, vayamos a tener una alta proporción de población en edad laboral respecto al total es algo que también es un argumento para las inversiones que le apuntan al mercado interno.

Actualmente, la proporción de mujeres en el mercado laboral es de 41.3%, pero hace tres lustros era de 37%. Esa proporción creciente significa más poder de compra en los hogares.

Hay otros argumentos, pero basta con éstos para explicar el crecimiento de la inversión extranjera, sobre la base de variables que a veces ignoramos en México.

El aumento histórico de la IED demuestra que México sigue siendo un destino atractivo para la inversión extranjera, a pesar de los desafíos globales y locales. Los factores que impulsan esta inversión, como la ubicación geográfica, el T-MEC y el nearshoring, sugieren que México tiene un potencial significativo para el crecimiento económico a largo plazo.

Quizá el periodo de retorno de inversión sea un factor. Mientras la inversión nacional proyecta a un corto y mediano plazo, la inversión extranjera está dispuesta a generar utilidades en el largo plazo, con lo cual, pueden sortear las coyunturas políticas.

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