¿Qué tienen de malo los NFT? El auge y la caída de una revolución digital
Los NFT (tokens no fungibles) irrumpieron en el mundo digital hace unos años de la forma más inesperada. Prometían cambiar la forma en que compramos y vendemos arte, música, objetos de colección y productos virtuales. Fue una revolución que transformaría para siempre la propiedad digital.
Pero, tras un auge inmenso, muchos se preguntan hoy: ¿Son NFT? ¿Es una tendencia o el futuro del momento? Para analizarlo, debemos revisar su auge, el auge explosivo y la fase correctiva que se está viviendo actualmente.
El auge: El boom de los NFT
Los NFT se volvieron muy populares entre 2020 y 2021. En ese tiempo, artistas digitales, músicos, celebridades y grandes inversores comenzaron a comprar y vender tokens que certifican la propiedad única de un archivo digital, generalmente utilizando la cadena de bloques Ethereum.
Lo especial de los NFT es que, a diferencia de las criptomonedas tradicionales (como Bitcoin), que son intercambiables entre sí, cada NFT es único e irrepetible.
Este concepto fue revolucionario porque permitió que el arte digital, antes fácil de copiar y compartir sin límites, se convirtiera en un auténtico objeto de colección, con un certificado de autenticidad que no podía ser falsificado.
En este escenario, el artista Beeple vendió su obra “ Everydays: The First 5000 Days ” en Christie’s por 69 millones de euros , un récord que puso a los NFT en la primera página del mundo.
Pero no se trataba solo de arte. La expansión de los NFT se ha extendido a los videojuegos, los terrenos virtuales, la moda digital y la música. Hay ejemplos como Decentraland y The Sandbox , que vendieron “parcelas” de terrenos digitales a precios elevados, llegando incluso a alcanzar cientos de miles de dólares.
Esa idea de plantear una parte única de un mundo virtual fue traída a la luz por la emoción, justamente por una idea de inversión futurista.
El entusiasmo desmedido y sus consecuencias
La rápida expansión atrae a multitud de personas apasionadas por la especulación. Sin experiencia en tecnología ni finanzas, se lanzan a invertir grandes cantidades de dinero con la esperanza de obtener beneficios rápidos.
Al final, hubo decenas de miles de proyectos, algunos con cierta legitimidad, otros basados en los fraudes más irrebatibles o proyectos que intentaron beneficiarse de una ola de entusiasmo.
Esto genera varios problemas:
- Los precios subieron y bajaron muy rápidamente, creando incertidumbre.
- El fraude, el plagio y el fraude minan la confianza pública.
- La cadena de bloques de Ethereum consume mucha energía, lo que genera críticas ambientales.
- El mercado se saturó, dificultando distinguir entre valor real y moda pasajera.
La privacidad y la seguridad digital pasaron a ser elementos clave en este panorama, y herramientas como las VPN (redes privadas virtuales) comenzaron a ganar popularidad. Un ejemplo de esto es Surfshark, un proveedor de VPN que permite a los usuarios navegar y realizar transacciones en línea de forma segura y anónima, una herramienta fundamental para quienes invierten en mercados tan volátiles como el de los NFT.
Las altas expectativas hicieron que muchos inversores vieran sus tokens desplomarse. Los medios que se sumaban a contar cada venta de un token por millones empezaron a difundir también las historias de pérdidas o de fraudes.
La caída y el presente: ¿qué sigue para los NFT?
El mundo de los NFT da cuenta de grandes caídas de precios y de interés hacia esta tecnología entre los años 2022 y 2023, donde los precios bajaron, las plataformas comenzaron a cerrar, los coleccionistas dejaron de adquirir, y los artistas y desarrolladores decidieron explorar otras formas de expresión.
Pero eso no implica que los NFT estén muertos, simplemente están madurando y explorando caminos alternativos. De hecho, en la actualidad se usan para cosas como validar propiedad intelectual, gestionar licencias, validar entradas para eventos, etc.
La migración hacia cadenas de bloques más cómodas y eficientes permite reducir su impacto medioambiental y la regulación empieza a ofrecer protección tanto para usuarios como para inversores. En definitiva, el mercado empieza a asentarse sobre bases más sólidas y útiles, más allá de la locura de los mercados coleccionistas.
Reflexiones finales
El proceso que pasaron los NFT es lo que suele ser la vida de una innovación disruptiva: primero, una fase de entusiasmo y alta expectativa, para luego dar paso a la fase de ajuste, donde se determina lo “realmente valioso” y lo que es “pasajero”, a nivel de posibilidades de negocio. Más que un fracaso, lo que está ocurriendo con los NFT es un proceso de transición hacia un uso más maduro y funcional.