¡Que se vaya ya sabes quién!
Campañas de desprestigio van generando poco a poco desconfianza en un mandatario y en un movimiento que, si bien no es perfecto, hace todo lo posible por sembrar una semilla para que nuestro querido México se quite el zapato del cuello en temas de desigualdad social.
El día posterior a ese fatídico día del 10 de abril, pregunté sutil y amablemente a una persona, ¿fuiste a la consulta? Rápida fue la respuesta que recibí y llena de convicción y satisfacción de la decisión que había tomado y dijo; ¡Sí, que se vaya!, argumentando que en ocasiones no le parecía la forma de expresarse del mandatario.
Lo que yo sabía era que esta persona era en ese momento beneficiaria de un programa para jóvenes, por lo que le cuestioné que si el programa implementado por este gobierno no era de su agrado, contestándome consternada de que no tenía idea de que este había sido propuesto y echado a andar en este sexenio y por este mandatario. Se notó en su semblante agobiada tal vez por el voto que emitió sin estar plenamente informada del cumplimiento de las propuestas de este movimiento y sin percatarse que era beneficiaria de uno de ellos.
¿Cuántos de estos casos habrá en este momento? Y, ¿cuántos mexicanos han sido engañados por la desinformación de los que quieren el hueso para su propio beneficio? ¿80 años de ese zapato en el cuello ya nos dejaron marca como a los afroamericanos las cadenas que los ataban a la esclavitud?