Presidente, ¿la sobre exposición es para pasar como víctima?

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Evite ser otro Colosio, porque los locos siempre buscan competir con su avidez de fama. Y, aunque tenga la querencia de millones de mexicanos, no podrán evitarse las mañas. Recuerde cómo Álvaro Obregón, fue sorprendido por su ejecutante, haciéndose pasar por un admirador que se acercó para hacerle un retrato. Y ello, sólo porque el futuro presidente Obregón pretendía impulsar la iglesia apostólica mexicana, a fin de quitarle clientes al imperio religioso de Roma. De tal capítulo de la historia, destaca la llamada madre Conchita.

Tal vez por ese antecedente, usted se esfuerza en simular ser un soldadito de Roma.

Y con ello, poder calmar los afanes de ser el blanco de los cárteles religiosos.

La última marcha, descomunal en su favor, prueba, como le rinde a los amenazantes intereses del Vaticano, ya que la mencionada marcha culmina en una plataforma, a la cual usted llega para que predomine la imagen de la Catedral metropolitana, en lugar del Palacio Nacional. Gran mensaje de sumisión.

Claro que hay antecedentes de sobra, en la historia mundial, en la cual la Roma imperial de siempre, se imponía a los reyezuelos y mandatarios, aterrados por el poder del control mental de los desinformados pobladores; educados con los intimidadores recursos, como los llamados inquisitoriales.

Pasar como víctima, asegura un mejor espacio en la historia

Un ejemplo de pilón, lo brinda el suicidio de Ernesto Guevara, alias el “Che”, el cual ya se procuraba una muerte adelantada, con la pequeña bazuka, llamada puro, que presumía en la mayoría de sus poses para las fotos. Pero había que buscar que lo ejecutaran y logró incrementar, así, su heroicidad revolucionaria. Opacando al excompañero Fidel Castro.

Por último, sin duda tal afán de fama incrementada, es que, a pesar de que la gran mayoría de mexicanos esperan que haya un mandatario como el enorme Benito Juárez, que supo imponer la pena capital, cuando se desbordaba la  delincuencia homicida, pues Obrador, usted, se hace el sordo comodino, para no pasar con el compromiso cívico que, supone, le quitará brillo. Siendo lo contrario, le daría el valor y crédito, como el que brindó el gran Benito Juárez.

NADA MÁS Y NADA MENOS, LECTORES CONSCIENTES

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