¿Por qué tomaron las instalaciones de la CNDH?

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Porque es una mentira que los feminicidios en México hayan disminuido, al contrario, van en aumento y porque no hay justicia para las víctimas y sus familiares. Si han bajado las denuncias es acaso porque las fiscalías cerraron por el Covid-19, pero sabemos que la violencia dentro de los hogares se disparó.

Los gobiernos e instituciones, como la propia CNDH, no actúan, pasa el tiempo y no se ven acciones concretas que de verdad detengan la violencia de género. Pero eso sí, se ofenden porque las mujeres en un acto de rabia y desesperación hacen pintas y se manifiestan en las calles.

La madre de una víctima de violación de tan solo 10 años y otras feministas intervinieron pinturas de héroes patrios y los pusieron de cabeza porque “el país está de cabeza”, provocando el descontento del presidente, quien dijo que estos actos son “vandalismo”.

¿Qué harías si a tu hija, a tu madre, a tu hermana o a tu mejor amiga la agreden sexualmente, la golpean o la matan y no pasa nada? ¿Qué harías si después de meses, incluso años, no está el responsable en la cárcel? ¿Qué harías si te enteras de que dentro de los propios ministerios públicos hay corrupción, filtran información, maquillan o desestiman evidencia y dejan libre a un violador?

Marcela Alemán, madre de una niña agredida sexualmente en 2017 en San Luis Potosí, y Silvia Castillo, madre de un joven asesinado en el mismo municipio en 2019, dijeron a medios que la CNDH les aseguró atender sus peticiones, algo que llevan meses esperando. Ellas, como miles de mujeres, se manifestaron exigiendo justicia. Todo inició con su protesta y a pesar de que ellas salieron, la protesta continuó con colectivas como Ni Una Menos y 10 de marzo.

Ellas tomaron las instalaciones de la CNDH para convertir sus oficinas en un refugio para víctimas, para visibilizar a las 10 mujeres que son asesinadas cada día y a las miles de víctimas de maltrato que nadie ayuda, porque total, no pasa nada. Pero tampoco pasa nada con nuestra sociedad, en miles de hogares se sigue normalizando la violencia. Influencers y hasta políticos siguen replicando estereotipos e incluso fomentando la violencia sexual.

Muchos les aplauden a ellos y condenan las protestas. ¿En qué país estamos viviendo si no somos capaces de ponernos en los zapatos del otro?

Esto es un grito de justicia para las víctimas, pero también para la sociedad. La violencia de género es un asunto de todos.

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