Por COVID renovaron juramento vallartenses al Sagrado Corazón

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Histórico acontecimiento se vivió en la emblemática parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, donde representantes de cada uno de los sectores productivos y de la grey católica local, después de 94 años renovaron el juramento al Sagrado Corazón de Jesús, teniendo como testigo de honor al obispo de Tepic,  Luis Artemio Flores.

En 1926 los viejos vallartenses pidieron el milagro ante una peligrosa tromba, ahora en 2020 invocaron su fe en medio de la pandemia del coronavirus, convocados por el párroco Roberto Cordero Robles, en una emotiva ceremonia, en la que se cuidaron todos los protocolos de la contingencia y sana distancia.

El obispo expresó: “El que ama conoce a Dios y hace el bien a los demás, consagremos nuestra ciudad de Vallarta al Corazón sacratísimo de Jesús, y sepamos que nos dice vengan a mi, ustedes están cansados, agobiados, por la enfermedad, las penas, porque no hay trabajo…pon tu confianza en el Señor, porque está cerca de nosotros, y nos pide nos ayudemos, tendamos la mano”

EN 1926 CORTÓ TORMENTAS Y VIENTOS

Al iniciar la solemne misa, dieron lectura al acta que firmaron el 6 de enero de 1926 connotados habitantes del naciente municipio de Puerto Vallarta, entre ellos su primer presidente Jesús Langarica, así como representantes de comerciantes y campesinos, congregados por el entonces párroco Francisco Ayala, donde pidieron la intercesión del Sagrado Corazón, ante unas fuertes tormentas que pusieron en peligro la población y su economía.

Tras el cese de las lluvias y vientos, declararon el día de la Fiesta del Sagrado de corazón, que se celebra en el mes de Junio , como la principal del pueblo, , además ese día los patrones deberán dar libre a sus empleados y tratar como hermanos e hicieron un llamado a que los comerciantes, en tiempos calamitosos, no suban los precios de sus mercancías.

Desde entonces se invita a los descendientes de aquellas familias, a no dejar morir ese recuerdo y agradecimiento, con una peregrinación que en esta ocasión, se suspendió, pero sacaron la imagen a pasear por las calles del centro, en un carro alegórico. Y se volvió a firmar el juramento ante otra desgracia.

La feligrés Bibiana Curiel, leyó el acta: “Reunidas varias personalidades  representantes de  los diferentes sectores de trabajo  de la ciudad,  con el fin de acordar un voto al Sagrado Corazón, para interesarlo a favor de la comunidad y agradecerle por  el cuidado de la vida del pueblo Vallartense, que desde el 30 de Marzo del 2020, ha sido azotada por la pandemia del COVID 19 o SARS-COV2, que se inició en Wuhan provincia  Hubei de China, la cual se expandió por varios países, habiendo llegado a México el 28 de febrero, y en Puerto Vallarta se dieron los primeros casos el 30 de marzo del año en curso”.

UN NUEVO MILAGRO Y COMPROMISO

La petición fue clara: “que cese esta pandemia para que todos podamos regresar con bien a nuestros trabajos, y siendo Puerto Vallarta un destino turístico, se permita a los trabajadores por parte de sus patrones regresar a sus labores y generen los ingresos necesarios para su sustento, con las precauciones y previsión que conlleva aún el cuidado de esta pandemia”.

Recordó ya son 3 meses de confinamiento en sus casas, “y muchas familias están viviendo momentos de extrema pobreza, crece la miseria, la violencia, por no tener ahorros suficientes para comer y solventar todos sus gastos más indispensables como pago de los servicios de luz, agua, gas, telefonía..etc. por lo que te pedimos Padre Misericordioso perdón por todas nuestras culpas… limpia esta comunidad de esta pandemia, y ayúdanos a seguir adelante unidos en la fe, para que continuemos  siendo una comunidad católica y bendecida por ti”.

Entre los invitados estuvieron: el niño Iván de Jesús Gazcón, la joven Martha Sofía Cortés;  Miguel Ángel Rodríguez Curiel, abogado; Javier Niño, pintor; Marcelo Alcaraz, hotelero; Eutimio Beas, doctor; Josefina Robles, maestra; Alberto Alvarado, deportista, Paulita Quintero, catequista y entre los medios de comunicación, un servidor tuvo la distinción de ser elegido para la firma de este significativo documento.

Miguel González Guerra