Poder o salud, mejor salud
Información con todo el crédito posible informó que el presidente sufrió un desvanecimiento en Mérida, Yucatán, antes del desayuno y fue traído de emergencia a la CDMX en un avión militar.
El parte oficial fue que se sintió mal de un resfriado, le hicieron prueba de Covid temprano y que a las 4 pm se supo que era Covid y decidió regresar a la CDMX y aislarse.
Son dos versiones completamente diferentes, una extraoficial, aparentemente veraz y la otra oficial, asegurando “no pasa nada”.
Es sabido que el presidente tiene varios padecimientos y entre ellos una deficiencia cardiaca que se le ha manifestado recientemente.
La aparición diaria a primeras horas del día y sus viajes y giras de fin de semana son agotadoras para una persona sana, y máximo con una persona dañada del corazón.
Esperemos que esta situación no sea grave para López Obrador y retorne a sus actividades, con la responsabilidad de cuidarse como primer mandatario de la nación, cuya salud es importante en todos los aspectos de la vida diaria, y no generar tanto odio diariamente, que es dañino a la salud.
El ocultamiento de una realidad en la salud del presidente se entiende como asunto de seguridad nacional hasta un cierto límite y un cierto tiempo, para tomar las medidas necesarias para la nación.
No vayamos a repetir la historia del Cid Campeador, Rodrigo Diaz de Vivar, líder insustituible en la reconquista de la península ibérica.
Deseamos la recuperación de la salud del presidente como persona y como presidente de México, esperando que tenga tiempo de meditar en bajar la agresividad con los mexicanos pensantes y productivos.
Recomendamos no generar tanta actitud negativa ante una oposición natural y válida. No hay necesidad de insultar a nadie. Lo único que crea esa actitud es un daño interno que puede ser fatal en un enfermo,
“poder o salud, mejor salud”.