Para el fin

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Les comparto una reflexión para el fin.

Dice el refrán que no hay plazo que no se cumpla ni mal que dure cien años.

No hay mal eterno. A todo mal, le llega su fin.

A veces es un final abrupto y repentino. En otras ocasiones, el final se acerca suave y gradual.

Un gobierno o un régimen; una enfermedad o una pandemia; una crisis económica nacional o una recesión mundial; la violencia intrafamiliar o la inseguridad nacional. Todo tiene su fin. Todo tiene curación.

El voto; las vacunas; la inversión; el trabajo; la vigilancia efectiva y el cuidado intensivo, son remedios y soluciones. Porque los males se resuelven con los bienes.

Para el insomnio que les ha producido a muchos la llamada larga noche neoliberal o para el desvelo que les genera a otros un gobierno autoritario y populista, el sufragio, el voto, ha sido y es la pacífica solución.

Lo invito a que haga un recuento de sus males presentes. Anótelos. Después, con toda calma y oportunidad, vaya preparando sus remedios, para que no lo sorprenda el futuro.

Esa es una buena tarea para el fin.

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