Panteones y altares le dieron colorido al Día de Muertos

Fiesta, colorido y mucho amor por sus fieles difuntos fue lo que le dio el ambiente a los panteones del municipio de Bahía de Banderas, que si bien no se vieron abarrotados, si hubo una buena afluencia desde el pasado sábado 30 y domingo 31 de octubre; días en que los deudos de los fieles difuntos, comienzan a limpiar y pintar las tumbas para que los días 1 y 2 de noviembre, se encuentre todo listo para celebrar a sus muertos.    

Como cada año, el festejo de Día de Muertos supera las bardas de los cementerios y se traslada a los hogares bahíabanderenses con la creación de hermosos altares, en el que cada persona le pone de su imaginación para que este quede de acuerdo con la tradición y costumbres, con los elementos que más gustaban a los que ya no está en este mundo.

Como es el caso de la familia Villaseñor en el hogar de la señora Margarita de San Juan Abajo, quien cada año con la ayuda de sus hijos, hijas y nietos recuerdan la memoria de Don Eusebio (Chevo) Anaya, quien por muchos años fue el peluquero más querido y recordado de su comunidad, a él también, la abuela Margarita no lo dejo en el olvido con el hermoso altar en su memoria.       

En este tema de los altares, el gobierno municipal de Bahía de Banderas encabezado por la maestra Mirta Villalvazo, planificó el recorrido de los altares, en los que participarán las dependencias del Ayuntamiento, donde cada departamento tendría un espacio para instalar uno de acuerdo con su estilo e imaginación.

Estos se instalaron en la plaza principal de Valle de Banderas, donde desde muy temprano por la mañana cada dependencia comenzó a trabajar su instalación, la plaza se llenó de colorido con cada uno de los altares todos con diferente temática, hasta ese momento no se decidía si fueran motivo de un premio por su esfuerzo.

En el caso de los panteones, estos por igual lucían un gran colorido y las familias llegaban para permanecer por tan solo unos minutos y luego se retiran, es por eso por lo que los camposantos nunca estuvieron llenos y no hubo necesidad de que las autoridades intervinieran y se mantuvieran observando el paso de las personas a la distancia.

Respetando siempre el no llevar comidas, bebidas o música, por lo que siempre hubo mucho orden, ya entrada la tarde, las autoridades reportaron saldo blanco hasta el cierre de los camposantos a las seis de la tarde.