Operativo de la Guardia Nacional en Ixtapa deja un muerto y un herido
La muerte del joven ocurrida la madrugada del martes en la delegación de Ixtapa, inicialmente atribuida a un accidente de motocicleta, ha dado un giro contundente tras las investigaciones de la Fiscalía Regional de Puerto Vallarta. La necropsia de ley confirmó que el joven presentaba una lesión producida por proyectil de arma de fuego, lo que habría provocado que perdiera el control de la motocicleta antes de impactarse contra la barra metálica, quedando sin vida en el lugar.
En un principio, las autoridades de primera respuesta señalaron que el fallecimiento había sido consecuencia exclusiva del choque; sin embargo, la revisión médico-forense reveló que el impacto de bala fue determinante. Hasta ahora no se ha detallado la trayectoria ni la zona exacta donde ingresó el proyectil.
El acompañante: único testigo y también lesionado por arma de fuego
Minutos después del accidente, otro joven fue localizado con una lesión por arma de fuego y custodiado por personal de la Guardia Nacional. La Fiscalía confirmó que se trataba del acompañante del joven fallecido. Según su declaración, ambos eran perseguidos por elementos de la Guardia Nacional, quienes presuntamente realizaron detonaciones durante la persecución.
El testigo señala que esas mismas detonaciones los hirieron y provocaron que el conductor perdiera el control de la motocicleta. Hasta ahora, es la única versión directa de los hechos, en un caso donde la corporación federal no ha emitido ninguna postura oficial.
Un operativo que ya dejó un muerto, un herido y numerosas denuncias
La actuación de la Guardia Nacional durante ese operativo en Ixtapa ha generado creciente preocupación entre la ciudadanía. Además del joven fallecido y su acompañante herido por proyectil de arma de fuego, existen reportes de sobajaciones y trato agresivo hacia motociclistas, repartidores e incluso hacia reporteros locales, quienes han señalado actos intimidatorios mientras realizaban su labor informativa.
Estas acusaciones se han ido acumulando en los últimos meses, lo que incrementa la necesidad de una revisión seria sobre los protocolos y el nivel de uso de la fuerza que aplica la corporación federal en Puerto Vallarta.
Este caso no sólo evidencia inconsistencias en la primera versión oficial del fallecimiento, sino que también plantea preguntas profundas sobre la actuación de la Guardia Nacional en la ciudad. Con un muerto, un herido de gravedad y múltiples señalamientos de abuso, la ciudadanía merece claridad, verdad y responsabilidad institucional.
