Prócoro Hernández Oropeza
A pesar de muchos tratados psicológicos, filosóficos y sociológicos el hombre no se conoce a fondo. No conoce ni sus límites ni sus posibilidades. Es verdad, afirma P.O. Ouspensky, el hombre ha inventado muchas máquinas, inventos, teorías y tratados de historia, filosofía y ciencia, pero desconoce quién es en verdad. Está lleno de ideas falsas sobre sí mismo y sobre todo, no se ha dado cuenta que es realmente una máquina con siete centros, cinco inferiores y dos superiores.
Es una máquina puesta en movimiento por influencias exteriores y por choques exteriores. Todos sus movimientos, actos, palabras, ideas, emociones, humores y pensamientos son provocados por influencias exteriores. Estima Ouspensky que por sí mismo es una autómata con cierta provisión de recuerdos de experiencias anteriores y de cierto potencial de energía en reserva pero nada puede hacer, aunque se atribuye la capacidad de hacer. Todo lo que cree hacer, en realidad sucede, tal como como llueve o nieva. En realidad lo que ocurre en su vida, lo que piensa que hace, es dictado por alguien distinto a él. En síntesis es una marioneta tirada aquí y allá por hilos invisibles. Es por ello que el hombre es una máquina muy especial y mientras no lo descubra seguirá actuando como tal, mecánicamente. Sólo si se da cuenta de que es una máquina puede hallar los medios para dejar de ser una máquina.