Arnulfo Guzmán
Por meses, Puerto Vallarta se jactaba de ser la segunda ciudad más segura del país, lo cual no era del todo cierto, ya que ese lugar obtuvo gracias a una encuesta que mide la “percepción” de la gente sobre la seguridad en su ciudad, sin importar las cifras de delitos que se perpetran al año.
Aún así, era un buen termómetro y, principalmente, una buena publicidad para nuestro destino turístico, al presentarlo a nuestros visitantes como el destino turístico más seguro del país. Quizás, todavía lo seamos, pero lo que percibe el ciudadano ya no es lo mismo.
En la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU), en diciembre del 2017, sólo el 31.5% de los ciudadanos consideraba que Puerto Vallarta era inseguro, es decir, tres de cada 10 personas veía a Puerto Vallarta como un lugar inseguro. Sólo la ciudad de Mérida, con 28%, estaba por encima de Puerto Vallarta.
Sin embargo, una serie de evento delictivos, destacando dos robos a mano armada a joyerías, lo cual trascendió a nivel nacional, le “pegó” fuerte a esa percepción de seguridad y ahora casi el 52% ve a Puerto Vallarta como inseguro, más de la mitad de la población no se siente a gusto.
Esto, sin duda, es una fuerte llamada de atención a las autoridades, para que tomen cartas en el asunto y no permitir que la inseguridad vaya en aumento en las calles de la ciudad.
Esto es una muestra que tener un puerto seguro es una tarea titánica, que lleva años construir, que lleva mucho tiempo logarla, pero se puede perder en un día, en un evento y puede afectar a la ciudad en muchos aspectos, principalmente en el turístico.
Es un fuerte golpe para la ciudad, pero tal vez necesario para que la autoridad se ponga las pilas y no baje la guardia en ningún momento, debe ser un trabajo permanente dar seguridad a la publicación y que se sienta segura.