Arnulfo Guzmán
En todo el país, un tema que lacera a todos los mexicanos es la corrupción. Desgraciadamente, en todos los niveles de gobierno a lo largo y ancho del país, es el principal problema y que ya cansa y lastima a toda la sociedad.
Este ejemplo ha permeado a otros niveles, no sólo se da en las esferas de gobierno, ahora ya se puede ver en la iniciativa privada, en las colonias y hasta en las escuelas, donde se supone es un lugar donde se va inculcar valores y donde uno va aprender para ser mejor ciudadano.
Es inconcebible, que en juntas de padres de familia de planteles educativos, la corrupción se dé y se “pierda” el dinero que se recaba para realizar mejoras en las escuelas, ante la falta de presupuesto del estado y de la federación.
Ya es común que padres de familia denuncien cuantiosos desfalcos sin que exista un culpable o que la autoridad educativa intervenga para dar con los culpables, porque en muchas ocasiones ellos mismos están involucrados.
Es molesto que la directora de la DRSE, Teresita González, simplemente se lave las manos y exija a los padres de familia que “monitoreen” los recursos recabados para evitar malos manejos.
¿A caso no son las autoridades educativas las que en muchas ocasiones prohíben a los alumnos acudir a los planteles por falta de pagar las “cuotas voluntarias”? ¿No son las autoridades educativas las que dicen que, aunque no son obligatorias, si son necesarias las cuotas para mejorar la escuela?
Entonces ¿por qué no se quieren hacer responsables de también vigilar el buen uso de estas cuotas. No es posible que los desfalcos sean de 100 mil o hasta 300 mil pesos sin que haya responsables. No es moral que las autoridades estudiantiles se laven las manos y dejen sólo a los padres de familia hacer frente a este grave problema.