Nadia Comaneci, Montreal 1976

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¿Qué hacías en tu adolescencia? ¿Jugabas en el parque con tus amigos después del colegio? ¿Mirabas la tele en la sala por horas?

Ya hemos visto a atletas con 18 años ser capaces de romper récords mundiales en albercas olímpicas.

¿Qué dirías si te cuento que hubo una niña de 14 años que deslumbró como nunca nadie más antes había logrado en una cita olímpica?

Esa es la historia de Nadia Comaneci, la gimnasta más importante de todos los tiempos. Hablar de Nadia es como hablar de la sutileza, fragilidad y belleza del arte. Sus movimientos precisos, finos y ligeros fueron prueba de ello. Una chica de catorce años que parecía una experimentada veterana de cuarenta, pero con la energía de una veinteañera. Canadá, sería testigo del primer 10 perfecto en gimnasia.

Nadia Comaneci

Fue en su rutina de barras asimétricas donde logró la perfección jamás antes vista. Es al día de hoy la primer gimnasta en obtener un diez y la única en haberlo hecho en barras paralelas. Sus traslados mostraban equilibrio y armonía sin igual. Estaba frente a miles de personas, pero parecía una niña jugando en el parque.

Fueron 20 segundos de rutina, que han perdurada en la historia del deporte. Hay historias que dicen que el marcador, por ser de solo tres dígitos en aquel entonces, no podía señalar un diez. Así que lo primero que vieron todos en el estadio además de Nadia fue un 1.00. La peor calificación. Sin embargo, cualquiera habría sabido que se trataba de un error. Y vaya que lo era. Los jueces no sabían cómo expresarlo, jamás lo habían visto.

El 18 de Julio de 1976, el deporte alcanzó la perfección. A manos de una niña rumana.