Muere Henry Kissinger, histórico de la diplomacia de EEUU durante el Siglo XX
El icónico estratega de la diplomacia estadounidense, Henry Kissinger, falleció este miércoles a los 100 años en su residencia de Connecticut, según ha anunciado su oficina. Reconocido por su papel como secretario de Estado bajo dos presidentes y controvertido premio Nobel de la Paz, su legado ha marcado de manera indeleble el devenir político del siglo pasado.
Nacido Heinz Alfred Kissinger en Alemania en 1923, su vida fue una odisea marcada por la persecución nazi, emigrando a Estados Unidos en 1938. Su brillantez intelectual se reveló pronto, destacando en una carrera académica de 17 años en Harvard antes de ingresar a la Administración, auspiciado por el presidente Richard Nixon.
Kissinger encarnó la realpolitik, un enfoque pragmático en las relaciones internacionales, cuya huella aún perdura. Bajo su influencia, las políticas exteriores de EE. UU. se centraron en lograr objetivos prácticos, siendo un actor clave durante la Guerra Fría. Su papel en el restablecimiento de relaciones con China y el apoyo a Pinochet en Chile son hitos controvertidos que generan debate hasta hoy, explica El País en su versión digital.
Murió a los 100 años de edad Henry Kissinger, exsecretario de Estado estadounidense.
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— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) November 30, 2023
Considerado tanto como estratega visionario que promovió los intereses de EE. UU. como un personaje polémico y sin rendir cuentas por acciones cuestionadas, su muerte cierra un capítulo de la historia contemporánea. Este año, en su centenario, siguió siendo un actor activo en debates nucleares y relaciones internacionales, destacando por su vigor intelectual.
Kissinger, con sus características gafas de pasta y un acento alemán inconfundible, deja un legado complejo que continúa polarizando opiniones. Admirado por algunos como artífice de la supremacía estadounidense, para otros representa una figura tachada de amoralidad en sus estrategias geopolíticas, dejando a su paso daños y dolor en varias naciones.
Su partida, más allá de su legado, marca el fin de una era en la diplomacia, dejando un debate abierto sobre su influencia y su legado en la política internacional moderna.