Morena y el arte de tragar sapos en México

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Morena y el arte de tragar sapos en México-

Se afirma que la política es un arte. En México, se dice que la política es el arte de tragar sapos.

¿Con qué cara la Presidenta de MORENA puede ver su tweet del 24 de febrero de 2016?

¿Cómo puede explicar ella todos los dichos documentados de sus correligionarios, incluyendo a sus mentores AMLO y SHEINBAUM, sobre priístas, panistas y perredistas que hoy credencializan?

¿Qué entrañas tendrá Andrés Manuel López Beltrán, “ANDY”, para engullirse tanta bazofia sin hacer gestos?

La política mexicana nunca deja de sorprender, pero lo que está ocurriendo en Morena es digno de un capítulo aparte.

En un giro que deja claro que en este partido la congruencia es lo de menos, ahora reciben con los brazos abiertos a políticos que, hasta hace unos meses, eran sus peores enemigos.

Alejandro Murat, exgobernador priísta de Oaxaca, y miembros de la familia Yunes, identificados durante años con el PAN, han sido recibidos con credenciales en mano por el mismísimo Andrés Manuel López Beltrán, “Andy”, hijo del expresidente López Obrador.

El caso de los Yunes es emblemático.

Durante su gobierno, López Obrador no escatimó en calificativos para describirlos: “corruptos”, “delincuentes” y “saqueadores”.

Se llegó a hablar de expedientes sobre sus presuntos actos ilícitos, pero de repente, en un acto de magia política, todo parece haber sido olvidado.

Ahora, Morena no solo los acepta, sino que les abre espacio dentro de su estructura.

Otro caso es el de Alejandro Murat.

La dirigencia morenista lo tachó de ser el epítome del nepotismo y lo acusó de irregularidades en el Infonavit.

Sin embargo, hoy Murat es un flamante militante del partido que hace apenas unos meses lo consideraba “impresentable”.

Morena ha pasado de ser un partido que prometió un cambio radical en la política mexicana a convertirse en un refugio de priístas, panistas y perredistas que antes despreciaban.

La lista es interminable.

Es un recordatorio de que, en México, la política es el arte de tragar sapos. Y estos sapos, hay que decirlo, son enormes.

Los militantes y seguidores de Morena que creyeron en un proyecto de transformación ahora ven con desencanto cómo se desdibujan los principios que les prometieron.

La realpolitik, con sus alianzas impensables y sus contradicciones descaradas, se ha impuesto.

Y en este nuevo escenario, parece que en Morena ya no importa de dónde vienes ni lo que has hecho, sino qué tan útil puedes ser para mantenerse en el poder.

En un país donde la memoria política es corta, estos cambios de bando pueden parecer normales.

Pero la pregunta de fondo es: ¿qué tan diferente es Morena de los partidos que tanto criticó?

Si los mismos personajes que antes eran considerados corruptos hoy son bienvenidos, entonces queda claro que el partido en el poder está dispuesto a hacer cualquier cosa para mantenerse en él.

Y eso, más que una transformación, es la confirmación de que en la política mexicana, todo se vale.

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