Monarquías aceleran su estado en descomposición

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(En homenaje a la gran valentía de Julián Assange, que padece la opresión de Inglaterra y sus cómplices imperiales de América.)

Todas las películas de los últimos tiempos, denuncian, directamente, la podredumbre cuando el tema son las monarquías.
Y, ahora, hay una serie, relacionada con las ridículas emperatrices, especialmente dedicada al imperio británico.

Más como un servidor vive en su república, le admiro lo bueno, sin descartar los sabotajes que sufre, tanto del interior, como del exterior. Con lacayos de lo más variados, que admiran desde México, a la decadente Inglaterra y su sistema de saqueos históricos; basados en la extrema violencia y exterminio de poblaciones en los territorios ricos en recursos naturales, pero pobres en educación, y pobres en un moderno y suficiente armamento defensivo.

En los cinco continentes del mundo, se padece la criminal educación imperial, no solo aliada con los cárteles religiosos de siempre; sino también con los empresarios que destacan por su perversión genocida, como son las del ramo armamentista y llegando hasta con las fúnebres tabacaleras.

Tabaco, sí, sí, es una de sus estrategias, como logró sembrar la adicción tabáquica, con una guerra de debilitamiento genético en contra del mundo, tal como hizo Inglaterra en China, con su guerra del opio. Que si ahora, la gran nación es China, las facturas humanas y materiales, no están en el basurero de la historia.

Por lo anterior, hagamos campaña para que sigan las luchas republicanas, y así aceleremos que cada vez sean menos las naciones sometidas por un 
reyezuelo, que aún se impone como jefe de estado en más de 14 empobrecidas y saqueadas entidades, principalmente caribeñas y africanas. En los últimos meses, se reportan que han cambiado su estado político de dependencia abominable, tales como Belice, Bahamas, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Jamaica. Felicitemos a sus gobernantes, por lo menos con telegramas, cartas, y artículos, como el que generosamente están leyendo.

Por último, y atendiendo el trunco final de la película sobre la decadencia de las monarquías y sus emperatrices, recordemos que un tal Luis XVI, y su María Antonieta, fueron ejecutados por el pueblo francés, que al fin mandaba al caño de la historia, a sus opresores.

Ya como filósofo, como somos casi todos, sabemos que el común denominador de las monarquías, son históricamente: la sífilis, la voracidad sin límites, la traición entre ellos mismos, el saqueo a vecinos cercanos y distantes, la enfermiza y cínica paranoica idea de sentirse superiores ante quienes se les arrodillan.

Nada más y nada menos.

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