México reconoce a Maduro y se alinea con Rusia, China, Irán y Cuba
AFP
El día de ayer, Nicolás Maduro asumió oficialmente su tercer mandato presidencial en Venezuela, tras un proceso electoral ampliamente cuestionado por la comunidad internacional.
La ceremonia de toma de protesta, celebrada en Caracas, estuvo marcada por la ausencia de numerosos representantes diplomáticos de países que han desconocido la legitimidad del proceso, así como por el respaldo de una minoría de gobiernos que continúan apoyando al mandatario venezolano.
Las elecciones que llevaron a Maduro a su tercer periodo han sido criticadas por organizaciones internacionales y observadores que denuncian la falta de garantías democráticas, represión a la oposición y un sistema electoral controlado por el régimen.
Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y varios otros países de América Latina han reconocido al opositor Edmundo González Urrutia como el virtual ganador de las elecciones, señalando irregularidades masivas y falta de condiciones democráticas.
Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, enfatizó: “El proceso careció de transparencia y respeto por los derechos fundamentales de los ciudadanos venezolanos. Reconocemos los esfuerzos de la oposición democrática en Venezuela y su legítima victoria en este proceso electoral.”
En contraste, naciones como Rusia, China, Irán Cuba, Nicaragua y México, han reconocido a Maduro como el legítimo ganador de las elecciones, destacando su “compromiso con la estabilidad del país”.
Vladímir Putin, presidente de Rusia, envió un mensaje de felicitación, reafirmando su respaldo al mandatario venezolano y subrayando la importancia de mantener la cooperación estratégica entre ambas naciones.
Entre los asistentes a la ceremonia, destacó la presencia de los presidentes de Cuba y de Nicaragua, así como la del embajador de México en Venezuela, quien representó al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Este gesto ha sido duramente criticado por sectores de la oposición mexicana y analistas internacionales, quienes lo consideran una validación implícita de un proceso electoral que ha sido calificado como fraudulento por buena parte de la comunidad internacional.
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“Es lamentable que México, un país históricamente defensor de la democracia y los derechos humanos, decida estar presente en un evento que perpetúa la dictadura en Venezuela”, expresó el politólogo venezolano Eduardo Pacheco.
Este sentimiento ha sido compartido por legisladores de varios países, quienes señalan que el respaldo diplomático de México a Maduro socava la lucha por la democracia en la región.
Por otro lado, el gobierno mexicano ha defendido su decisión de enviar al embajador como una muestra de respeto a la soberanía venezolana y de compromiso con el diálogo político.
Sin embargo, este posicionamiento ha generado divisiones en el panorama político nacional e internacional, poniendo en entredicho la política exterior de México frente a regímenes autoritarios.
Mientras Maduro inicia un nuevo periodo presidencial en medio de una profunda crisis económica, social y humanitaria, el país se encuentra más aislado que nunca.
La comunidad internacional, dividida entre quienes reconocen al líder venezolano y quienes apoyan al opositor como el legítimo presidente electo, enfrenta el desafío de responder a una situación que continúa generando tensiones en el ámbito global y mantiene a millones de venezolanos en una situación de incertidumbre.
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