Por crisis hídrica, México podrá entregar a EU agua de los ríos San Juan y Álamo hasta 2029

FOTO: Especial
Ante la sequía extrema que desde hace más de una década afecta a la cuenca del Río Bravo, México contará con un mecanismo adicional para cumplir sus compromisos de agua con Estados Unidos.
Un acuerdo binacional con vigencia de noviembre de 2024 a diciembre de 2029 autoriza el uso de aguas de los ríos San Juan y Álamo, que no son internacionales.
Un nuevo mecanismo ante la sequía
El Tratado de Aguas de 1944 regula la distribución de las aguas internacionales de los ríos Colorado, Tijuana y Bravo entre México y Estados Unidos.
En el caso del Río Bravo, asigna al país vecino una tercera parte del caudal que aportan seis tributarios mexicanos: Conchos, San Diego, San Rodrigo, Escondido y Salado, además del Arroyo de Las Vacas.
Sin embargo, el Acta 331, firmada en noviembre de 2024, introduce medidas para mejorar la confiabilidad y predictibilidad de las entregas.
Uso condicionado de ríos no internacionales
Este acuerdo permite, bajo ciertas condiciones, utilizar agua del río San Juan, el afluente más importante de Nuevo León que desemboca en la presa El Cuchillo, y del río Álamo, que nace en la Sierra del Carmen, Coahuila, y es vital para la región carbonífera.
La entrega de estas aguas queda condicionada a que México no las requiera o no pueda utilizarlas, siempre que tengan un uso benéfico en Estados Unidos y que ese país acepte recibirlas.
El objetivo es reducir o evitar faltantes durante los ciclos quinquenales previstos en el tratado, sin comprometer la disponibilidad nacional.
El propio texto del acuerdo establece que estos esquemas permiten mejorar las entregas a Estados Unidos y, al mismo tiempo, conservar agua para México, incluso cuando las entregas se encuentren por debajo del promedio mínimo anual durante un ciclo en curso.
El Acta 331 fue suscrita el 7 de noviembre de 2024 por las comisionadas de la Comisión Internacional de Límites y Agua (CILA): Adriana Reséndez, por la sección mexicana, y Maria-Elena Giner, por la sección estadounidense.
El pacto no fija volúmenes específicos de entrega y plantea una gestión más cooperativa del recurso hídrico en la frontera.
Además, el acuerdo busca dar mayor certidumbre a los usuarios de ambos países, crear grupos de trabajo sobre proyectos, nuevas fuentes de agua y medio ambiente, y mejorar la calidad del agua en la cuenca del Río Bravo, afectada por altos niveles de salinidad.
En su momento, la comisionada mexicana Adriana Reséndez afirmó que el acuerdo dota a México de más herramientas para cumplir el Tratado de Aguas de 1944, sin comprometer la soberanía sobre sus recursos ni las decisiones en la cuenca del Río Bravo.
Compromisos y negociaciones recientes
El ciclo quinquenal 36, iniciado el 25 de octubre de 2020 y concluido el 24 de octubre pasado, cerró con una deuda de mil 067 millones de metros cúbicos de agua con Estados Unidos, equivalente al 49% del volumen comprometido.
Esta situación generó reclamos y presiones del entonces presidente Donald Trump, pese a que el tratado contempla saldar déficits en los siguientes cinco años cuando hay sequía.
Tras varios días de negociaciones, el 12 de diciembre ambos gobiernos anunciaron un nuevo entendimiento para fortalecer la gestión del agua en la cuenca del Río Bravo, en el marco del Tratado de 1944.
México subrayó que no ha violado sus disposiciones y que, pese a una sequía extraordinaria y sin precedentes, ha realizado entregas adicionales sin afectar el consumo humano ni la producción agrícola en la frontera.
Como parte de los compromisos, México informó que tiene la intención de liberar 249.163 millones de metros cúbicos de agua para Estados Unidos, con entregas previstas a partir de la semana del 15 de diciembre.
Finalmente, ambos gobiernos señalaron que revisan una serie de acciones para cumplir con las obligaciones del tratado, incluida la compensación del déficit excepcional del ciclo anterior, y que buscan concluir el plan definitivo a más tardar el 31 de enero de 2026.




