Mark Spitz, el torpedo humano

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Cuando hablamos de los juegos olímpicos, debemos aceptar que los estadounidenses tienen a los mayores exponentes. Podríamos debatir si es por su poderío capitalista que estas estrellas resuenan más que otras.

Sin embargo, hay que decir las cosas como son.

En la pista acuática, los norteamericanos mandan y por diferencia. Mark Spitz fue por mucho tiempo el mejor nadador de todos los tiempos y vaya que con justa razón. Múnich no fue su primera aparición, sino México 68.

Donde con 18 años y 10 récords mundiales logró dos de oro en equipo, una presea de plata y otra de bronce en una carrera individual. Como cualquier promesa que no logra satisfacer las grandes expectativas, Mark fue criticado con fuerza en su país. Cosa que no le caería para nada mal, pues cuatro años después en Munich 1972, alcanzaría la gloria mundial.

Con deseo de eliminar los recuerdos de su “fracaso” en México y con hambre de triunfo. El “torpedo humano” hizo lo inimaginable. Se colgó una medalla de oro por cada competición que tuvo, haciendo un total de 7 preseas en una edición, un hito deportivo para ese tiempo. Además de la victoria en estas, batió el récord histórico de nado en mariposa e impuso varios records mundiales en cada una de las carreras por estilo faltantes.

Spitz había eclipsado cualquier otra actuación olímpica de esa edición, pero un acontecimiento terrorista le quitó el impacto. Un grupo palestino arremetió contra un grupo de israelitas asesinando a once de ellos, en lo que se conoce como el Septiembre Negro. El equipo de seguridad americana sabiendo del origen judío de Mark, le informó el peligro de seguir en la sede olímpica, por lo que tuvo que abandonar los juegos.

Al regresar a Estados Unidos, a pesar de ser héroe, estrella y reconocido como el más grande nadador de todos los tiempos y con una carrera envidiable por delante. Decidió retirarse de la natación a los 22 años. Su beca universitaria estaba por vencer y ya que no ganaba dinero por ir a los juegos olímpicos, se fue en búsqueda de trabajo.

Los hubiera no existen, siempre compartiré ese hecho. Hoy conocemos a otro americano como el Greatest Of All Time de la natación, pero qué hubiera pasado si Mark Spitz, no abandonaba la competencia a los 22 años.

¿Qué sería de la historia de este deporte, si el “torpedo humano” habría decidido seguir nadando?

Spitz