Los marinos desaparecidos: un año de mentiras y silencio

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12:43 del 5 de marzo. Publica en Twitter uno de los familiares del marino Victoriano Rodríguez Zurita:

“Se cumple un año de que desaparecieron en cumplimiento de su trabajo, el marino Victoriano Rodríguez Zurita y Óscar González Andrade. 365 días de sufrimiento, angustia, noches sin dormir pensando cuándo será el día que te encontremos. Te extraño tanto que nada es igual sin ti”.

A principios de marzo de 2022, dos marinos adscritos a la Secretaría de Seguridad Pública de Acapulco fueron enviados como escoltas del senador de Morena José Narro Céspedes. Su rastro se perdió en un laberinto de oscuridad, contradicciones y mentiras.

Un año después, la única respuesta que las familias de los marinos desaparecidos han obtenido consistió en un operativo de búsqueda, del que se enteraron por casualidad, realizado en la zona de Huitzilac, Morelos, en donde el domingo 5 de marzo de ese año se había perdido la señal telefónica de estos.

Era un operativo en efecto. Pero no para buscar solamente a los elementos puestos de manera irregular bajo las órdenes de Narro Céspedes: otras cien familias caminaron por la zona boscosa de Huitzilac, buscando también a sus desaparecidos. La búsqueda duró tres horas. No apareció rastro alguno de los marinos, ni de la camioneta en que viajaban, ni de las armas que llevaban.

Van 365 días de hermetismo por parte de la Fiscalía General de la República. 365 días de silencio y mentiras por parte de los involucrados: el senador Narro y la alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez.

Según el entonces secretario de Seguridad Pública de Acapulco, el capitán de corbeta Maximiliano Serrano Pérez, el 3 de marzo de hace un año la alcaldesa le llamó para solicitarle dos escoltas para el senador morenista, con pretexto de que lo acompañaran a un evento relacionado con la Revocación de Mandato. Serrano les envió a dos elementos: fechó los oficios de comisión ese mismo día.

Según el capitán, Narro entregó a los escoltas una camioneta Audi 2018. Los elementos se reportaron con el secretario de manera regular. Pero desde el domingo 5 de marzo, a las 20:00, no volvió a saber de ellos.

A las 20 horas del lunes le llamó al senador para preguntar por su gente. Este le dijo que la noche del domingo les había dado la instrucción de que “a su consideración descansaran” y que el lunes regresaran a Acapulco. Cuando el escándalo de la desaparición estalló, Narro y la alcaldesa negaron haber solicitado al secretario escolta alguna. Sin embargo, en una declaración rendida ante la fiscalía de la CDMX, el senador admitió que sí la había solicitado, incluso a través de un escrito fechado el 2 de marzo.

Narro aceptó que los escoltas (que supuestamente no había solicitado) se habían reunido con él en un restaurante de Coyoacán, y que los acompañaba “una tercera persona”. Dijo que les hizo saber que ya no era necesario su apoyo.

El senador subió a sus redes sociales fotos de aquel día en el restaurante. Se había reunido con el hoy gobernador de Tamaulipas Américo Villarreal, y con un personaje al que una investigación federal identificó como operador financiero del Cártel del Golfo: Teodoro Vázquez Barrera, “El Gerry”.

Narro Céspedes borró más tarde aquellas imágenes. En unas fotos que el columnista obtuvo más tarde, Narro y Villarreal posan al lado del “Gerry” y de otras cuatro personas. En una de esas fotos aparece reflejado el rostro, en los espejos de una lámpara, de uno de los marinos desaparecidos, Óscar González Andrade: presumiblemente, él mismo tomó la que iba a ser su última foto.

En esas imágenes aparecían los platos, las copas, el plato de carne, los teléfonos, las bebidas que degustaban los comensales que se levantaron de la mesa para posar con los políticos morenistas. Estos dijeron más tarde que se había tratado de “un encuentro casual”.

Código Magenta publicó otra foto del senador: esta vez aparecía en Acapulco al lado del “Gerry”. ¿Otro encuentro casual?

La alcaldesa Abelina López negó haber enviado a los marinos. “Que yo no mandé a los marinos, que yo no firmé nada, que yo no sé nada”.

Narro declaró que no empleaba escoltas, que los marinos no estuvieron a su servicio y que no podía saber lo que les había ocurrido “porque no soy ministerio público”.

El presidente López Obrador lo echó de cabeza en una “mañanera”: dijo que los marinos lo habían acompañado “de Guerrero a la ciudad de México” y que “se está investigando”.

Narro dijo después: “Nosotros ya demostramos que no tenemos nada que ver en el tema y que nunca fueron asignados con nosotros y que nunca los solicitamos”.

En una de las carpetas de investigación de la fiscalía de la CDMX aparece sin embargo un documento firmado por el senador:

“Con motivo de la celebración del evento denominado Revocación de Mandato, a celebrarse en la Ciudad de México, le solicito si no existe inconveniente alguno, me asigne personal de seguridad pública a su cargo, vestidos de civil y con armamento orgánico, para fungir como escoltas para mi resguardo personal, a partir del 3 al 6 del mes y año en curso”.

El lunes 7, el secretario de seguridad de Acapulco, Maximiliano Serrano se vio obligado a reportar a sus superiores la desaparición. Poco tiempo más tarde fue separado del cargo. Antes de irse, también echó de cabeza a Abelina y a Narro: aseguró que ellos solicitaron la escolta.

Las familias se enteraron mes y medio después de lo que había ocurrido, y eso porque interpusieron un amparo. La información de las cámaras del C5 ubicadas en la zona de la desaparición también fue solicitada mes y medio después, cuando ya se había perdido.

Un año más tarde se ha tendido sobre el caso una espesa cortina de silencio. Una marcha que va a llevar a cabo hoy en Paseo de la Reforma, pretende recordarles a las autoridades que las familias siguen esperando respuestas.
Y que los involucrados siguen impunes en sus cargos.

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