Marchan en Jalisco por las que ya no están
Katia Diéguez
Guadalajara, Jal.- No miden más de un metro y medio, pero de la mano caminaron los hijos de aquellas mujeres que han sido asesinadas en Jalisco.
Los niños encabezaron la marcha del 25 de noviembre, fecha en la que se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra la Mujer.
Un contingente de aproximadamente 500 mujeres, de acuerdo con estimaciones de Protección Civil y Bomberos Guadalajara, recordaron a todas las que han sido asesinadas o están desaparecidas.
Y también a aquellas que viven diariamente la violencia que, aseguran, se ha normalizado en el Estado.
“¡No son muertas, son asesinadas!”, gritaron las mujeres enojadas al salir del punto de reunión en el Parque El Refugio.
Ahí, las esperaban un grupo de feligreses católicos quienes rezaron y mostraron sus rosarios mientras las inconformes mostraban sus pañuelos verdes y morados, símbolos del aborto y el feminismo.
Desde Avenida Federalismo hasta el Parque Revolución, los niños huérfanos por un feminicidio caminaban junto a sus tías o abuelas quienes ahora cuidan de ellos.
El mensaje en sus playeras pedía justicia para todas, y sus rostros mostraban confusión y molestia.
Al llegar al Parque Revolución, los familiares prendieron veladoras por ellas, y pidieron a la sociedad no dejarlas solas en la búsqueda de justicia.
“Reconocemos su lucha y les reiteramos que estamos con ustedes, su dolor nos duele y les agradecemos que nos permitan acompañarles este día para alzar la voz con ustedes”, expresó una integrante de la Asamblea 25 de noviembre, quien prefirió omitir su nombre.
La marcha continuó hasta la Avenida Juárez frente al edificio de rectoría de la Universidad de Guadalajara donde las manifestantes pidieron que saquen a los acosadores de las aulas.
Y nuevamente se encontraron con un grupo de religiosos, quienes se apostaron en línea alrededor del Templo del Expiatorio.
La manifestación terminó con una representación de algunas mujeres que han asesinado y que, cada una, tenía una historia.
“Justicia por las que ya no están”, gritaron ellas.