Los lujos de Noroña: del discurso austero a la casota de Tepoztlán

La vida de Fernández Noroña exhibe un choque entre su discurso de austeridad republicana y un patrimonio con casas, autos y viajes de lujo
0
135

La austeridad republicana, bandera política de Morena, enfrenta un duro contraste en la vida personal de Gerardo Fernández Noroña, hoy presidente del Senado.

El legislador adquirió en noviembre de 2024 una casa en Tepoztlán valuada en 12 millones de pesos, apenas dos meses después de asumir como senador.

Aunque reportó el inmueble en su declaración patrimonial, omitió detalles como el banco que otorgó el crédito y la ubicación exacta de la propiedad.

De acuerdo con estimaciones financieras, los pagos mensuales de un crédito de ese monto podrían rondar entre 120,000 y 150,000 pesos durante 20 años.

El costo supera con creces los 111,513 pesos netos que Noroña recibe como salario mensual, según su declaración del ejercicio 2024.

La comparación con lo que decía antes es inevitable: en 2012 reconocía no tener ahorros y vivir de renta en una vecindad capitalina.

“Soy austero, no tengo para comprar una casa”, afirmaba entonces. Hoy su “casota” en un pueblo mágico cuenta con chimenea, jardín y vista a las montañas.

La polémica también alcanza a sus vehículos. En 2023 declaró poseer dos Volvos, uno de ellos adquirido a crédito por 1.5 millones de pesos.

Pero en su declaración patrimonial de 2024 reportó “ninguno”. El dato contrasta con su afirmación de seguir pagando ese vehículo de lujo.

En mayo de 2025 fue captado abordando una camioneta Volvo XC90 Black Edition, cuyo precio mínimo es de casi dos millones de pesos.

El senador aseguró que el vehículo era prestado por la empresa Volvo, debido a que el suyo llevaba meses en el taller.

Su historial de ingresos tampoco está exento de dudas. En 2023 declaró ganar 188,263 pesos mensuales, de los cuales más de 100,000 provenían de colaboraciones y YouTube.

Un año después, en 2024, su declaración como senador omitió esos ingresos adicionales. El apartado de “otros ingresos” apareció en blanco.

La diferencia es sustancial: sus percepciones declaradas se redujeron a un 59% de lo que había admitido ganar apenas un año antes.

Los viajes también han generado señalamientos. Fue criticado por volar en clase de lujo a Francia, pese a haber dicho en 2022 que ni siquiera debía usar premium.

La oposición lo acusa de hipocresía política. El PRI lo llama “fifí del pueblo” y lo exhibe como incongruente con los lineamientos internos aprobados por Morena.

La dirigencia de ese partido exige a sus militantes evitar joyas, consumismo, ropa de marca y autos de lujo. Noroña fue exhibido justo después de esa resolución.

En su defensa, el senador sostiene que “no tiene obligación personal de ser austero”. Afirma que la austeridad es política pública, no una norma privada.

Insiste en que todo lo que posee lo ha ganado con trabajo y esfuerzo, y reta a sus opositores a mostrar sus propias declaraciones patrimoniales.

Para él, la honrada medianía de Juárez consiste en ajustarse a lo que marca la ley. Niega cualquier enriquecimiento inexplicable.

Noroña responde con ataques: llama “pandilla de ladrones” al PRI, acusa a periodistas de provocadores y minimiza la importancia de su patrimonio.

Morena, en voz de Claudia Sheinbaum, ha preferido restar relevancia al tema. Sugiere que es un distractor frente a escándalos como el de García Luna.

Pero el contraste sigue pesando: un discurso que presume austeridad republicana frente a un estilo de vida que difícilmente puede calificarse de austero.

La pregunta persiste: ¿predica Noroña la austeridad en el micrófono, mientras la contradice con casas, autos y viajes de lujo en su vida privada?

Google news logo
Síguenos en
Hugo Lynn