Livia, asesinada por su exnovio, pidió permiso para salir antes del ensayo… nunca regresó

Livia Betzabé, una joven bailarina de 23 años, fue asesinada presuntamente por su expareja en la colonia Infonavit de Puerto Vallarta
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El primer feminicidio del 2025 en Puerto Vallarta estremeció a una comunidad que aún no sale del asombro. El sol caía sobre las calles de la colonia Infonavit cuando Livia Betzabé, una joven de apenas 23 años, ajustaba los últimos pasos de un ensayo con su grupo de ballet folclórico.

Como siempre, bailaba con pasión. Su falda giraba al compás de la música, y la sonrisa que la caracterizaba no dejaba entrever que, en cuestión de horas, su nombre encabezaría una tragedia.

Eran cerca de las cinco de la tarde cuando Livia pidió permiso al maestro para retirarse antes. Había recibido mensajes de su exnovio, quien le decía que se sentía mal. Tal vez por compasión, tal vez por costumbre, decidió ir a verlo. Nadie imaginó que sería la última vez que la verían con vida.

El joven vivía a media cuadra del sitio del ensayo, sobre la calle Javier Mina. Livia llegó a la casa y, con la confianza de quien aún guarda cariño por la familia, saludó a sus exsuegros. Platicó un rato con ellos. Según contaría después el padre del agresor, su hijo salió del cuarto, la miró, se lavó los dientes y volvió a encerrarse.

Minutos más tarde, ella comenzó a recibir mensajes en el celular. Dudó, respiró hondo, y finalmente se levantó. Tocó la puerta del cuarto y entró. No pasó ni un minuto cuando los gritos rompieron la calma.

El padre, alarmado, corrió hacia la habitación. La puerta estaba cerrada con llave. Empujó con fuerza, hasta que cedió. Lo que encontró dentro fue una escena que marcaría su vida para siempre: su hijo sostenía un cuchillo, y Livia se sujetaba el abdomen, bañada en sangre.

Sin pensarlo, el hombre la cargó entre sus brazos y la subió a su vehículo. Le pidió a su hijo que se calmara, que esperara, que todo se solucionaría. No hubo tiempo para más. Condujo a toda velocidad hacia la clínica del ISSSTE, en Fovissste, donde los médicos lucharon por salvarla. Pero la herida era profunda. Livia Betzabé murió minutos después de ingresar al hospital.

Mientras tanto, el agresor huyó. Dicen que padecía esquizofrenia, que había tenido crisis antes, que la enfermedad lo dominó. Otros creen que fue el impulso del odio, de la frustración, de no aceptar un final. Sea cual sea la razón, nada justifica el vacío que dejó.

La noticia corrió como fuego por las calles de Puerto Vallarta. Sus compañeros del ballet lloraron al enterarse. Sus amigos no podían creerlo. “Era una muchacha llena de vida, con sueños y disciplina… siempre hablaba de representar a Vallarta en un escenario grande”, contó una de sus compañeras de danza.

Hoy, las autoridades municipales y la Policía de Investigación mantienen un operativo para dar con el paradero del responsable. Mientras tanto, la ciudad entera se viste de luto: Livia se convierte en la primera víctima de feminicidio del 2025 en Puerto Vallarta.

Entre velas y flores, el eco de su zapateado aún resuena. Su voz, su sonrisa y su arte quedarán en la memoria de quienes la vieron brillar, aunque su luz se haya apagado demasiado pronto.

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Lupillo Arce Villaseñor