La peste de la corrupción y el informe al pueblo de México

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En el punto máximo del autoritarismo mexicano de la vuelta de siglo, el poder que de forma espuria se había hecho de la presidencia de la república canceló la presentación de un informe ante la representación del pueblo que es el Congreso de la Unión. 

La reforma que los artífices del fraude electoral de 2006 hicieron al informe presidencial fue celebrada por los intelectuales orgánicos y el llamado círculo rojo. Se intentó disfrazar de avance lo que en el fondo era el reforzamiento del autoritarismo mexicano. 

El Tlatoani priista, por lo menos, tenía que llegar a presentarse ante un Congreso, que a lo largo de los años tuvo honrosas excepciones, que expresaron desacuerdos profundos.

El famoso día del presidente era una representación barroca en su totalidad, para la cultura priista las formas era lo que importaba, aunque el fondo estuviera podrido. En el arte de la simulación, el informe era presentado como una hazaña, porque gobernar entre la corrupción tenía su mérito. 

Al instalar una guerra en el país, el panismo llevó la simulación a un extremo más radical. Con un aire de apariencia democrática se intentó hacer ver al viejo ritual de la cultura priista como inaceptable, pero en el fondo lo que estaba en juego era cancelar toda posibilidad desde el Congreso para cuestionar la estrategia de sangre que se estaba llevando a cabo. 

La sociedad mexicana no olvida aún la guerra declarada por Calderón Hinojosa con García Luna al frente, la cual nunca fue consultada y mucho menos discutida y aprobada en el seno del Congreso de la Unión, que es el poder que debe acompañar la decisión presidencial. En efectos prácticos se dio un golpe, del cual las instituciones apenas se están recuperando. 

La toma de protesta de Calderón se dio por la puerta de atrás en un Congreso dividido. Había que desechar por todos los medios la voluntad popular expresada en las urnas de 2006, y para eso todo un aparato incluido en IFE y el TRIFE se alinearon para dar paso a un México bañado en sangre.

Cuando Andrés Manuel López Obrador habla que la peste de la corrupción es el reto más importante en la vida pública de México busca mostrar, de forma pedagógica, un profundo conflicto que se vive como resultado de los recientes años de corrupción que generaron un escenario inédito, prácticamente cientos de miles de muertos y miles de desaparecidos que nunca importaron en la narrativa de los capitales nacionales hasta que la desestabilización nacional podía afectar sus inversiones. 

En su segundo informe de gobierno, la cuarta transformación, muestra los retos a los que se enfrenta. En primer lugar, está claro que para lograr salir de la crisis que vive el estado mexicano, es necesario hacer un diagnóstico para construir la paz, el principal reto se ha vuelto pacificar al país, en donde el proyecto de expolio que fue instaurado en el periodo neoliberal pueda desatarse. 

En ese sentido, la principal tarea se ha vuelto luchar contra el régimen de corrupción que azota al país producto de las negociaciones en el seno del prianismo, y que tuvo su máxima expresión en los resultados del Pacto por México. 

Esto generó impactos muy delicados, el sistema de salud estaba prácticamente destruido, por lo que, se tuvo que enfrentar con un margen muy estrecho la pandemia, los resultados del neoliberalismo hablan por sí solos: 401 hospitales abandonados o a medio construir, y con un déficit de más de 200 mil profesionales de la medicina. 

Un sistema de salud saqueado fue la base para enfrentar la peor crisis sanitaria a nivel global en un siglo. Esta ha sido una de las grandes tareas políticas y humanas que este gobierno ha tenido que enfrentar y al mismo tiempo una de las líneas más vulnerables.

No es casual que la propaganda de los interesados en realizar un golpe blando insista en esparcir la idea de que el gobierno mexicano ha fracasado en el manejo de la pandemia, a pesar de que la propia OMS ha reconocido lo contrario. Nada se dice del desmantelamiento de la salud pública y mucho menos de la labor titánica que hacen los trabajadores de la salud con condiciones precarias que se vienen arrastrando por lo menos 30 años.  

En medio de esta pandemia, el presidente celebra algo correcto, la crisis no ha desembocado en una hambruna ni en escasez de alimentos ni en asaltos. Se garantizó el consumo básico a través de los programas sociales que han beneficiado a 7 de cada 10 familias mexicanas.  

Se cumplió con el primero de los pobres, en este embate de la crisis económica, no se rescató a los grandes empresarios como se le exigía al gobierno a través de la patronal empresarial, que a inicios de la pandemia puso sobre la mesa la posibilidad de terminar con el mandato constitucional presidencial. 

Se exigía a gritos que el Estado interviniera en la economía para rescatar vía deuda internacional a los empresarios que habían establecido sus negocios a través de la corrupción y no por la libre competencia económica que tanto pregonan. En el informe al pueblo de México se dejó en claro que no habría un FOBAPROA 2.0. 

Las dos reformas constitucionales que forman parte del camino a recorrer para revertir peste de la corrupción muestran, lo que en el marco de las posibilidades reales se ha podido producir en la correlación de fuerzas existentes.

Una de ellas es que los programas sociales sean programas garantizados por la Constitución, esto quiere decir, que independientemente del gobierno que llegue al poder podrán estar garantizados el apoyo a los más necesitados. En este periodo son 23 millones familias las que el Estado ha podido garantizar ser parte de su nueva política social. 

La otra reforma constitucional consiste en castigar con cárcel la corrupción y el fraude electoral. Y en esto, el propio presidente hace un balance, “todavía falta desterrar por completo el bandidaje oficial”, es pues, ir a contracorriente de la cultura priista que se metamorfoseo para continuar con la tecnocracia neoliberal, y que hay sectores dentro del propio gobierno que insisten en continuar con ella. Es necesario trascender este escenario tan complejo, el presidente informó que está en ello.

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