LA BARBARIE VIAJA EN COMBI

0
152

Dos individuos, que quizás no superan los 30 años, intentan realizar un asalto en una combi en el Estado de México. Los usuarios del servicio de transporte acostumbrados a ser víctimas cotidianas de este tipo de delitos, al principio no se ven sorprendidos por tal acción.

“Ya se la saben” exclama el primer asaltante al momento de subirse a la combi.

El segundo, que viene armado, al intentar subirse a la combi fracasa. El chofer arranca el vehículo y con ello deja atrás al segundo atacante.

Los choferes de transporte público regularmente son amenazados por estas bandas, incluso amedrentados en los paraderos donde inician su ruta, los que se niegan a la extorsión la pasan muy mal, es por ello por lo que, la acción de evitar el asalto no es común e incluso podríamos decir que este hecho cambió totalmente el curso de los acontecimientos.

La escena termina siendo dantesca. El asaltante que logra subir no viene armado, y titubea para bajar, no quiere lastimarse en la caída, justamente eso le cuesta una paliza que nunca le habían dado en su vida.

Si hubiera venido armado la historia, en efecto, hubiera sido otra, y es que el homicidio doloso en el Estado de México en lo que va del
sexenio acumula 4796 muertes.

No fue así, los pasajeros de pronto logran inmovilizarlo a golpes, hubo intentos de unos por llamar a la patrulla, pero había otro ánimo en el ambiente, es ahí donde empieza la bacanal. La batalla campal termina con el asaltante desnudo en el pavimento de una parada en el Estado de México.

La acción, de una “justicia popular” como algunos la han querido denominar, es grabada por un sistema de vigilancia que los dueños han puesto en sus vehículos por los constantes robos.

Se sube al internet, y se vuelve viral. Hay festejo en amplios sectores de la población.

Un meme en las redes sociales destaca entre todo este ánimo justiciero; se trata del logo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación convertido en la Suprema Combi de Justicia de la Nación es una alegoría demoledora, y la representación del fracaso del sistema judicial mexicano.

Es la idea generalizada de que no existe esperanza en est poder de la Unión.

Una de las grandes debilidades del Poder Judicial consiste en la percepción generalizada de que la impartición de justicia es para los ricos mientras que, la cárceles para los pobres. La pobreza habita en los reclusorios.

Es un sistema basado en los privilegios. No la paga quien la hace, sino quien no puede comprarse su libertad.

Los datos de la Encuesta Nacional a Población Privada de Libertad muestran que el 66% de los presos trabajaba en oficios de bajos ingresos.

Según la organización Impunidad Cero el 98.7% de los delitos no alcanzará justicia. El sistema jurídico mexicano está construido desde la impunidad. Sus cimientos con la reforma zedillista a la SCJN apuntalaron el proyecto económico neoliberal más que brindar justicia a la población.

El reparto cupular de los miembros de la Corte se volvió una negociación política que preponderó y privilegió lo económico.

Es necesario desestructurar el estado de bienestar y para ello, una nueva estructura jurídica se abrió paso.

La política neoliberal del despojo tuvo a sus guardianes en los mismos personajes que se beneficiaron del reparto del Poder Judicial.

Desde aquí se puede entender, que el resultado de las reformas neoliberales al poder judicial derivó en profundizar la brecha de desigualdad.

En esta época la pobreza ha recido como nunca. El resultado es más pobreza y menos oportunidades, lo que produjo que amplios sectores de la población asumieran la guerra de todos contra todos. Intentar despojar a otros para poder sobrevivir.

Esta es una historia común de aquellos a los que la pobreza los ha convertido en población sobrante para el poder económico.

Una legión de idiotas, como diría Umberto Eco, convirtió a los pasajeros de la combi en héroes, y legitimó la lucha decadente entre población que se encuentra en situación de pobreza.

Al casi linchamiento del asaltante se llevó a cabo un linchamiento digital. Hubo páginas que se dedicaron a escudriñar sus perfiles sociales e incluso acosaron a la presunta novia del asaltante. En los comentarios se podía encontrar además llamados a quemar su casa.

No es un juego, vivimos en un país en donde los linchamientos han aumentado constantemente. A juego de venganzas personales, miedos colectivos o manipulación social, se han cometido infinidad de asesinatos con el manto protector de la masa enardecida.

Cuando se les quita toda la esperanza a los individuos, lo que sigue es la barbarie colectiva. El despojo radical a la nación a través de mecanismos económicos cada vez más asfixiantes ha dejado sin oportunidades un gran grueso de la población.

Aunado a eso hay que enfrentarse a un sistema judicial en donde lo que menos importa es la justicia. Peor aún cuando se trata de dirimir justicia entre y para los más pobres.

El huevo en la serpiente anida en la injusticia. En México, la barbarie también viaja en combi.