Joy Buolamwini alerta sobre el rostro humano detrás de la inteligencia artificial

La investigadora llamó a los becarios a construir tecnología inclusiva, al servicio de la humanidad, y a creer en sí mismos para transformar el futuro.
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Joy Buolamwini México Siglo XXI

La investigadora Joy Buolamwini, reconocida como una de las voces más influyentes en inteligencia artificial, ofreció un conversatorio inspirador ante más de diez mil becarios de la Fundación Telmex Telcel en el Auditorio Nacional.

Moderada por Oso Trava, la charla giró en torno al poder de la tecnología, sus riesgos y la necesidad de mantener la dimensión humana en cada desarrollo.

Desde el inicio, Buolamwini subrayó que la inteligencia artificial no debe reducirse a datos o transacciones. “No se trata solo de algoritmos, sino de cómo impactan vidas reales”, afirmó.

Como madre y tía, compartió su preocupación por el tiempo de pantalla en los niños y la responsabilidad de los padres frente a herramientas cada vez más invasivas.

Destacó que el futuro de la inteligencia artificial exige reflexión ética, educación crítica y guías responsables que no pierdan de vista el bienestar de las personas.

A lo largo de su intervención, insistió en que la innovación tecnológica debe construirse al servicio de todos, sin excluir contextos culturales ni realidades distintas. “Cuando un país como México importa tecnología sin considerar su diversidad, corre el riesgo de perpetuar inequidades”, advirtió.

Joy Buolamwini México Siglo XXI

FOTO: Especial

La investigadora relató la experiencia que marcó su carrera: mientras desarrollaba un proyecto artístico con visión por computadora, la cámara no reconoció su rostro oscuro.

Solo al colocarse una máscara blanca fue detectada. Ese hallazgo reveló para ella un problema profundo: la discriminación tecnológica.

“Me pregunté si era solo mi rostro o un patrón. La respuesta fue clara: existía un sesgo en los algoritmos”, recordó. Ese momento la llevó a investigar cómo la inteligencia artificial podía excluir a personas por su color de piel, género o características físicas.

Buolamwini explicó que muchos sistemas de reconocimiento facial, utilizados incluso por cuerpos policiales, muestran errores graves cuando procesan rostros diversos. La consecuencia, señaló, puede ser tan peligrosa como una identificación equivocada en contextos de justicia y seguridad.

Pese a que en sus inicios le advirtieron que denunciar la discriminación tecnológica limitaría su carrera, decidió seguir adelante. “Transformé un obstáculo en un propósito”, confesó, alentando a los jóvenes a plantear preguntas que otros no se atreven a hacer.

Para cerrar, compartió la enseñanza más íntima de su trayectoria: la fuerza de creer en uno mismo. Recordó las palabras de su madre, quien le enseñó que el proceso creativo vale tanto como el resultado. Esa lección la acompañó cuando muchos dudaban de sus capacidades o de sus investigaciones.

“Creí en mí misma, creí en mi sueño y en que podía contribuir de verdad”, dijo ante un público que la ovacionó de pie. Con ese mensaje, invitó a los becarios a confiar en sus talentos, derribar barreras y construir un futuro en el que la inteligencia artificial refleje lo mejor de la humanidad.

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Hugo Lynn