Joven de Jarretaderas alimenta a 20 familias
Ejemplar es el espíritu y labor solidaria de la joven badebandense Ceica Julissa Arce Barajas, con apenas 20 años, sola cocina, organiza y sirve diariamente desayuno, comida y merienda a 20 familias, que se quedaron sin empleo. Habilitó en su propia casa, lo que llamó “Comedor Comunitario Mi Querido Jarretaderas”.
Cuando empezó la contingencia sanitaria y varias familias se quedaron sin alimentos, platicó el tema con su tío Refugio Miramontes Arce, emigrante en Estados Unidos, quien la motivó a abrir lo que es hasta la fecha el único comedor de asistencia social en este poblado.
Su tío, desde Norteamérica envía dinero, así como otros paisanos, desde Norteamérica: “Estamos muy orgullosas que mucha gente nos ayude a hacer todo esto en apoyo a la gente de Jarretaderas, he escuchado que dan despensas pero no de otro comedor”.
En un principio fue apoyada por su pareja, Sandy Guadalupe Torres Robles, pero por cuestiones laborales no pudo continuar, sin embargo, Ceica ha sacado fuerza para todas las mañanas empezar a preparar la comida para los más necesitados.
Procura siempre cocinar platillos balanceados y sabrosos. Agradeció los donativos en especie que les han llevado algunos vecinos y una escuela de extranjeros. Para quien tenga buena voluntad de sumarse, la pueden contactar en su teléfono 322 120 5543, calle Niños Héroes número 206.
Sus reglas son claras, solo pueden ir personas mayores, para proteger a los niños, y deberán llevar cubrebocas y recipientes para su ración de guisados, verduras, tortilla, pan y bebidas.
Muchos de los beneficiados son personas provenientes del sureste de México, principalmente de Chiapas: “Son los que más se acercan con nosotros, ellos saben que aquí se les ayuda, pues se les hace difícil conseguir comida pues no conocen a nadie, a lo único que vienen es a trabajar” expresó.
Indicó que antes eran más familias las que solicitaban comida, pero desde el fin de semana pasado notó empezaron a disminuir, a raíz que han reanudado algunos trabajos y otros volvieron a sus pueblos de origen.
Satisfecha, dice se siente feliz de poder ayudar a quienes lo necesitan, comparte que ha recibido muchas muestras de agradecimiento, incluso ha tenido la oportunidad de conocer a gente de buen corazón, que antes solo se miraban se saludaban o veían pasar.