Jarretaderas tranquilo, solo salen por los vales de despensas

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Pasando el río Ameca se encuentra Jarretaderas, pueblo que quedó hibernando, esto debido a la tranquilidad de sus calles y negocios cerrados. La mayoría de los vecinos acataron la recomendación de quedarse en sus hogares ante la amenaza deL COVID-19. 

El confinamiento social solo se rompió para tramitar los vales de despensas, que el Gobierno de Bahía de Banderas implementó. 

Desde el lunes la gente desempleada ha acudido a la plaza municipal presentando su INE y comprobante de domicilio.

El miércoles ya eran escasos los solicitantes de los 400 pesos a canjear en las tiendas de la misma comunidad.

RESPECTO A LA LEY SECA

El delegado municipal, Julián Correa Biorato, informó que se han entregado aproximadamente 500 vales aquí, todo en completo orden y con sana distancia.

La localidad en los últimos años se ha caracterizado por sus fiestas particulares, incluso hasta en las banquetas, pero ahora se ha respetado la ley seca.

Señaló que se acató la orden de no vender alcohol, no se están consumiendo, ni haciendo eventos públicos para evitar aglomeraciones de personas.

LAVARON LA PLAZA Y PARABUSES CON CLORO

Indicó que hay mucha gente desempleada en la comunidad de Jarretaderas, resguardados todos en sus casas. Le parece raro ver este panorama, pues está acostumbrado a ver gente salir, ahora hasta la unidad deportiva está cerrada.

Exhortó a los vecinos a continuar manteniendo la cuarentena, y cuidando a sus familias, dijo que si no tienen nada a que salir a la calle, no lo hagan.

Como autoridad, expresó hacen lo correspondiente, y han lavado con cloro la plaza del pueblo, paradas de camiones y otros espacios públicos.

SE REGRESARON LOS CHIAPANECOS

El sacerdote del templo de la Sagrada Familia, Roberto Gradilla, también manifestó su impacto por la tranquilidad del pueblo, adjudicó en mucho a que la comunidad de residentes del sureste de México, salieron en cuanto inició la contingencia, regresando temporalmente a sus estados natales: Chiapas, Guerrero y Oaxaca.

Miguel González Guerra