Isaac del Toro se convierte en campeón nacional en su tierra

El amanecer en Ensenada, Baja California, fue testigo de una de las escenas más emotivas del ciclismo mexicano reciente: Isaac del Toro cruzó la meta como campeón nacional élite, en la misma tierra donde su historia comenzó. La victoria, tan simbólica como contundente, se convirtió en una celebración colectiva para Baja California y para el país entero.
Desde el arranque, el “Torito” impuso respeto. El joven bajacaliforniano asumió el control de la competencia desde la primera vuelta, forzando el ritmo y dejando atrás a gran parte del pelotón. Con determinación, marcó el paso de una carrera que parecía escrita para él.
A su lado resistieron los nombres fuertes del ciclismo nacional: Éder Frayre, Édgar “El Chucky” Cadena y Gerardo Ulloa. Pero en la subida del Tigre, el terreno y la estrategia hicieron su parte. Fue ahí donde Isaac del Toro rompió definitivamente el grupo, lanzando un ataque que ningún rival pudo igualar.
Mientras el sonido del mariachi acompañaba su llegada, el nuevo monarca de la ruta celebraba entre los viñedos del Valle de Guadalupe. No era solo el triunfo de un deportista, sino el regreso de un hijo a su hogar, transformado en leyenda.
Horas antes, Isaac del Toro había llegado manejando su camioneta, acompañado por su madre y su abuela. La imagen del campeón descendiendo del vehículo con serenidad y una sonrisa discreta resumió la esencia del ciclista: talento inmenso y humildad intacta.
El público respondió con pasión. Decenas de aficionados ondearon banderas y corearon su nombre a la orilla del camino. Cada pedalazo hacia la meta fue seguido con orgullo por quienes lo vieron crecer entre colinas, uvas y caminos polvorientos.
Convertido ya en campeón nacional élite, Isaac del Toro demostró que su talento no tiene fronteras. La hazaña, lograda en el corazón de su tierra natal, lo consolida como una de las figuras más prometedoras del ciclismo internacional.




