Inseguridad
20 diciembre, 2016
Las últimas semanas se han convertido en algunas de las más difíciles en materia de seguridad pública. En lo que va del año se han cometido decenas de homicidios dolosos, algunos de ellos en contra de personas reconocidas en la sociedad local, lo que contribuye a incrementar la sensación de inseguridad.
Aunado a ello se encuentran crímenes como el que se perpetró en contra de Asunción Topete, quien fue atacado brutal y arteramente en la ribera del Río Pitillal, y los asaltos como el de una tienda de conveniencia de avenida Poetas. Estos últimos a plena luz del día
Hay diferentes circunstancias que permiten que el índice delictivo se dispare: la falta de oportunidades, el relajamiento de la vigilancia y la disputa en el control de los negocios ilegales, entre algunas de las más importantes.
Sin embargo, es la ausencia de políticas y estrategias de seguridad las que dan impulso a la comisión de delitos. Es cierto, la policía no puede estar mágicamente en cada lugar en los que se presenta un acto delictuoso, sin embargo, el relajamiento generalizado permite que la confianza se apodere de los delincuentes quienes se sienten seguros en un ambiente en el que pasan dos cosas: una, no se estrecha la vigilancia y dos, no se acude a los llamados de auxilio de manera expedita.
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