Infodemia
Duda Razonable
Los conspiracionistas nos dicen que el virus fue creado en un laboratorio y que de ahí fue inoculado a las personas para crear la pandemia COVID-19.
Según ellos, los objetivos perversos son: lucrar con la venta y aplicación de una vacuna que ya tienen preparada e implantar, a través de ella, un chip para lograr el control total de la raza humana mediante la tecnología 5G.
Del lado contrario, los incrédulos y escépticos dicen que son puros cuentos. Que el nuevo virus no existe; que es una mentira y un invento tan escandaloso como el del chupacabras. Que es la misma gripe que ya conocemos y que están manipulando las estadísticas.
Infodemia en el pico de una pandemia que no cede; que no se aplana a pesar de conjuros y rezos mañaneros, vespertinos y nocturnos.
Ni las limpias, ni las estampitas, ni toda la fuerza moral, han doblado ni domado a la curva. Al contrario; esa curva nos ha doblado a nosotros y está aplanando la credibilidad del Subsecretario y del Secretario invisible.
Lo cierto es que el miedo es real. En todo este caos, las familias mexicanas tenemos miedo de morir. Los adultos mayores de 60 años vivimos con pánico. Miedo de morir por COVID-19 o de morir por otras enfermedades cuya curación se ha pospuesto por la emergencia.
Miedo al contagio con propios y extraños. Miedo a enfermar de cualquier otra cosa y tener que acudir a la clínica o a un hospital. Miedo de perder a un familiar. De no verlo. De no despedirlo. Miedo sembrado y alimentado día con día. Miedo en la oscuridad del encierro. Pesadillas de muerte.
El espacio vital se achica en la misma proporción que la esperanza. La libertad se ha encogido en el mismo porcentaje que la confianza; juntos, tan juntos, hacemos la histeria.
Sí. También llegó el hambre. A los hogares de la mayoría de las familias mexicanas, tocó su puerta el desempleo y el hambre. Sus actividades fueron calificadas como no esenciales; bajaron la cortina, y se acabó el ingreso.
Desempleo y hambre frutos de este arresto domiciliario; de esta condena condicional disfrazada de voluntaria. Hambre histórica agudizada por la Pandemia. El dinero se esfuma con la rapidez que se acaba la paciencia. La despensa se agota al igual que la fe. No alcanzo, ganzo.
Miedo, desempleo y hambre. Insumos explosivos. El estiaje de mayo está secando el cuerpo y el alma de los mexicanos. Mucha sed atrasada de justicia. Sed que crece como el odio y el rencor. Sed que seca como la desilusión. No tengo derecho a callar. ¿Primero los pobres? Es la duda razonable.