Inflación vs política monetaria

En términos generales, seguiremos con buenas noticias para los ahorradores. Y malas para aquellos que sigan con deudas elevadas. 
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Fernando Castro

La inflación de México, por segundo mes consecutivo, se aceleró y ubicó en 4.65 por ciento anual en abril, por arriba del 4.42 por ciento en marzo. Estuvo impulsada por un repunte en la inflación anual de las frutas y verduras. 

Por unanimidad, la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) mantuvo la tasa de interés en 11 por ciento; sin embargo, ajustó sus perspectivas de inflación y retrasó hasta finales de 2025 la convergencia del indicador a la meta de 3.0 por ciento, desde su proyección previa en el segundo trimestre de ese año. 

La autoridad monetaria argumentó que vigilará estrechamente las presiones inflacionarias, así como todos los factores que inciden en la trayectoria prevista para la inflación y sus expectativas. 

Reiteró que las acciones que implemente serán congruentes en todo momento, para propiciar la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta. 

Era esperado que la tasa se mantuviera, pero llama la atención la visión de Banxico respecto a los retos para la inflación, mismos que dificultan el escenario para una posible baja en la tasa de referencia en los siguientes meses. 

El banco central consideró que el proceso desinflacionario continuará, pero admitió que la perspectiva es que los choques inflacionarios tarden más tiempo en disiparse y el alza en los precios de servicios sea más persistente de lo esperado. 

Inflación

Por ello, modificó al alza sus pronósticos de inflación. El índice cerraría este año en 4.0 por ciento, desde 3.6 por ciento esperado con anterioridad. Para la subyacente, la expectativa es que termine 2024 en 3.8 por ciento, desde 3.5 por ciento. 

En el segundo trimestre de 2025, cuando se esperaba su convergencia a la meta, ambos indicadores se ubicarían en 3.3 por ciento. La meta se alcanzaría en el cuarto trimestre de ese año. 

Se esperaba el ajuste al alza en los pronósticos, pero sorprendió que fue de mayor magnitud a lo que esperábamos, mayores a los ajustes que ha hecho Banco de México recientemente y fue bastante extendido a lo largo de su horizonte de pronóstico. 

Entre los riesgos al alza que observó Banxico para las previsiones de inflación están la persistencia del componente subyacente; la depreciación cambiaria; mayores presiones de costos; mayor resiliencia económica de la esperada; afectaciones climáticas; y un escalamiento de conflictos geopolíticos. 

Entre los riesgos a la baja están una actividad económica global menor a la anticipada y un menor traspaso de algunas presiones de costos; el balance de riesgos se mantuvo sesgado al alza. 

Considerando que la inflación pudiera estar al cierre de 2024 en algo así como 4 por ciento (de acuerdo con la guía propuesta por Banxico), una tasa de 10.5 por ciento (considerando dos ajustes adicionales) implicaría una tasa real de 6.25 por ciento, un nivel muy elevado para nuestros parámetros históricos.  Esto quiere decir que el escenario más probable para este año es la permanencia de tasas de interés elevadas para los instrumentos de deuda de corto y mediano plazo. 

No es casual que los mercados financieros hayan construido este escenario tras la decisión de Banxico. Con ello, la apuesta a tasas relativamente elevadas en términos reales, condujo a que la buena expectativa respecto a nuestra moneda haya colocado al dólar en un mínimo de 16.77 pesos, el nivel más bajo desde mediados de abril. 

La perspectiva que se está configurando es que tengamos tasas reales de interés elevadas tanto durante este año como en los primeros meses del siguiente. 

En términos generales, seguiremos con buenas noticias para los ahorradores que tengan liquidez para invertir en bonos públicos. Y malas para aquellos que sigan con deudas elevadas. 

Al final de este ciclo monetario tendremos una profunda redistribución del ingreso global en la que saldrán perdiendo empresas y personas con saldos deudores, mientras que quienes tienen saldos acreedores se quedarán con una ganancia neta. 

Habrá un profundo cambio en los ingresos cuya dimensión aún no podemos ponderar suficientemente.

 

LLM

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