Una buena parte de los infartos están directamente relacionados con la obesidad

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La obesidad, una cuestión compleja, persiste como uno de los desafíos más apremiantes para la humanidad, presentando un influyente factor de riesgo en el desarrollo de diversas enfermedades no transmisibles (ENT), entre ellas el síndrome metabólico, diversos tipos de cáncer, diabetes, nefropatías, afecciones cardiovasculares (derivándose muchas de ellas en infartos) y trastornos emocionales, entre otros.

Definida como una enfermedad crónica, recurrente y multifactorial, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE), la obesidad ejerce un relevante impacto en otras ENT como la diabetes, enfermedades cardíacas, que pueden llegar provocar una serie de padecimientos asociados. 

La incidencia temprana de la obesidad, especialmente en la niñez, se convierte en un creciente desafío en naciones en vías de desarrollo, enfatizando la necesidad de una prevención temprana. 

En economías emergentes, donde coexiste la dualidad de desnutrición y sobrealimentación, la prevalencia de la obesidad está en ascenso. (Fuente: Global Obesity Atlas 2022).

Datos Clave sobre la Obesidad:

Cerca de mil millones de personas padecen obesidad, enfrentando desafíos similares como el estigma del peso, “gordofobia” y dificultades en oportunidades laborales.

En México, más del 75% de adultos y el 35.6% de niños sufren de sobrepeso y obesidad, liderando los índices a nivel mundial en infantes y ocupando el segundo puesto en adultos, solo detrás de EE. UU.

La relación entre obesidad y salud mental es compleja, con trastornos mentales y medicamentos asociados que pueden influir en el aumento de peso.

Se prevé que cerca de 2 mil millones de personas tendrán obesidad en 2035, con casi 400 millones de niños afectados.

La obesidad impactará negativamente el PIB en un 2.9% para 2035.

La atención médica enfocada y respetuosa es esencial, ya que la mayoría no logra sus metas de salud por sí solos.

¿Qué es un infarto?

Un infarto es el resultado del fallecimiento celular en un tejido específico de un órgano o músculo debido a la privación de sangre y, por consiguiente, de oxígeno, aunque la mayor parte de las personas se relaciona con la obstrucción al miocardio.

Por lo general, este fenómeno surge por la obstrucción de las arterias que suministran sangre al tejido en cuestión. Esta obstrucción puede originarse por la presencia de una placa de ateroma, que es un depósito de grasa en las arterias (aterosclerosis), la formación de un trombo que bloquea el flujo sanguíneo (trombosis o embolia), la compresión de una arteria debido a un tumor, o la existencia de una hernia o torsión en un órgano.

Es importante reconocer que existen diversos tipos de infarto, entre los más comunes se incluyen:

Infarto agudo de miocardio.

Infarto cerebral.

Infarto pulmonar.

Infarto renal.

Infarto intestinal mesentérico.

Los síntomas que se presentan y el enfoque terapéutico para cada infarto variarán según el órgano o músculo afectado, así como la causa subyacente que haya provocado la situación.

Autor

  • Adolfo Torres

    Estudiante de la Maestría de Investigación en Ciencias de la Comunicación, ejerzo el periodismo desde hace más de 20 años en diferentes medios de comunicación nacionales, cubriendo principalmente fuentes de los estados de Jalisco, Nayarit y Michoacán; actualmente soy reportero web de Tribuna de México.

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