El impacto del consumo del agua

México se encuentra en la posición 26 entre los países con mayor estrés hídrico, centrado en la gestión sostenible del agua, el país registró en 2023 un avance de 69.9%, por debajo del promedio en América Latina y el Caribe que fue de 72.6%.
A nivel mundial, el sector agrícola es el principal consumidor de agua dulce, representando el 72% del agua que se extrae en el mundo, seguido de la industria con el 15% y el uso doméstico y municipal con el 13%.
Para México, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua [CONAGUA], el sector agropecuario representó el 67.5% del consumo, el abastecimiento público-urbano el 14.7%, los usos múltiples el 6.7%, las centrales termoeléctricas el 4.6%, la industria el 3.1%, el comercio y servicios el 1.9% y otros usos el 1.5%.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), miles de millones de personas se quedarán sin acceso a servicios de agua potable, saneamiento e higiene antes de 2030.
Incluso, se estimó que durante la pandemia de COVID-19, tres de cada 10 personas de todo el mundo no podían lavarse las manos con agua y jabón en su hogar.
Por tal motivo, el agua tiene que ser tratada como un bien escaso, y más si se considera que de acuerdo con estimaciones del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) el 70% de la superficie de la tierra está cubierta de agua, pero sólo 2.5% es dulce. Gran parte se encuentra en los glaciares (68.7%) y aguas subterráneas
El abasto del agua para el consumo de la población y para las actividades productivas ha hecho necesario contar con mayores volúmenes del líquido de los que se pueden obtener de las fuentes de suministro más comunes (como los ríos, lagos y acuíferos), por lo que se ha construido infraestructura (por ejemplo, presas, embalses y bordos) para reducir los efectos de las contingencias ocasionadas por la variabilidad natural.
La construcción de presas y embalses, además de cumplir con este propósito, sirve también para el control de avenidas y, en algunos casos, para la generación de energía eléctrica.
Uno de los retos para avanzar hacia un uso sustentable del agua es aumentar la eficiencia del sector agrícola, esto es, reducir su consumo de líquido aumentando paralelamente la producción obtenida.
Además de contribuir a detener el aumento de su demanda, el aumento de la eficiencia puede ayudar a reducir la competencia entre los sectores consumidores del líquido y la presión sobre las fuentes de abasto.
Si bien la crisis del agua en México presenta desafíos significativos, también ofrece oportunidades para la innovación y el cambio.
Con una combinación de políticas gubernamentales efectivas, inversiones en infraestructura y tecnologías innovadoras, es posible abordar los problemas actuales y crear un futuro más sostenible en términos de gestión del agua.