Huracán “Otis”, a un año del ciclón que rompió récords y destruyó Acapulco

El huracán "Otis" impactó Acapulco como categoría 5, tras una intensificación histórica que desafió todos los modelos de pronóstico
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Inmuebles dañados tras el paso del huracán "Otis"

Hoy 25 de octubre se cumple un año del paso devastador del huracán “Otis” por Acapulco, Guerrero, un fenómeno que marcó la historia de los desastres naturales en México. “Otis” surgió como una depresión tropical el 22 de octubre de 2023 en el océano Pacífico, pero en un periodo de menos de 24 horas escaló de tormenta tropical a huracán categoría 5.

Esta aceleración sin precedentes lo llevó a tocar tierra en las primeras horas del 25 de octubre, con vientos sostenidos de 270 km/h y ráfagas de hasta 330 km/h.

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El huracán “Otis” rompió récords históricos, no solo por la rapidez de su intensificación, sino también porque ningún modelo de pronóstico anticipó la magnitud de su evolución. Cuando impactó Acapulco a las 00:25 horas del 25 de octubre, “Otis” se convirtió en el primer huracán de categoría 5 en golpear la costa este del Pacífico.

Muertos por Otis

La fuerza del huracán se reflejaba en sus características extremas: su ojo tenía un diámetro de 28 kilómetros y sus nubes alcanzaban una altura de más de 18 kilómetros, cubriendo gran parte del estado de Guerrero y extendiéndose por aproximadamente 500 kilómetros.

Las inusualmente altas temperaturas del océano Pacífico fueron un factor determinante en su desarrollo acelerado, mostrando los efectos de un clima cambiante que preocupa a especialistas.

Los estragos de “Otis” se sintieron no solo en términos de fuerza natural, sino en los profundos daños materiales y humanos que dejó tras su paso: la infraestructura de Acapulco sufrió destrucción generalizada, y se estima que casi un millón de personas resultaron afectadas por el impacto directo del ojo del huracán.

Desde el 24 de octubre, la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC) desplegó una Misión ECO en Guerrero, que permaneció en la región por 58 días para apoyar en tareas de auxilio, preparación y recuperación. Las autoridades lograron mantener un monitoreo constante de la trayectoria de “Otis”, pero los retos de un fenómeno de tal magnitud y velocidad fueron evidentes.

A un año de esta tragedia, “Otis” nos deja una lección sobre la importancia de estar preparados ante fenómenos naturales cada vez más impredecibles y extremos, resaltando la necesidad de adaptación en las comunidades vulnerables.

Efrén Urrutia