Habrá nepotismo autorizado durante seis años más en México

La dilación en la entrada en vigor de la reforma abre la puerta para que, durante el resto del sexenio de Sheinbaum, se agudice el nepotismo
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Sheinbaum en evento en Sinaloa

En una declaración que ha generado intensos cuestionamientos, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la reforma contra el nepotismo, una de las promesas clave para combatir la corrupción en la administración pública, no entrará en vigor hasta que finalice su mandato en el año 2030.

Esta decisión ha desatado una ola de críticas, pues muchos interpretan el aplazamiento como un aval implícito para que el nepotismo florezca durante los próximos seis años, consolidando una práctica que la llamada Cuarta Transformación había prometido erradicar.

La mandataria justificó la decisión señalando que es necesario un periodo de transición para implementar la reforma de manera adecuada.

Sin embargo, el argumento resulta poco convincente para analistas y opositores, quienes ven en esta medida una capitulación ante presiones políticas provenientes de círculos de poder profundamente enraizados.

En particular, las sospechas apuntan nuevamente hacia Macuspana, Tabasco, cuna del expresidente Andrés Manuel López Obrador, cuya influencia sigue pesando sobre la administración actual.

La dilación en la entrada en vigor de la reforma abre la puerta para que, durante el resto del sexenio de Sheinbaum, padres, hijos, primos, esposos y amigos sigan ocupando cargos clave en la administración pública, sin importar los evidentes conflictos de interés que ello pueda representar.

Este anuncio parece dar luz verde para que la estructura gubernamental de Morena continúe reproduciendo prácticas cuestionables bajo el amparo de la “lealtad al movimiento”.

Casos como el de la familia Alcalde, con siete parientes en el gobierno; los Monreal con cinco; los Godoy con siete; los Batres con seis; los Taddei con 11; los López con cinco; o como el de Miguel Torruco en la Ciudad de México y Salgado Macedonio en Guerrero, serán los ejemplos a seguir en todo el país.

El segundo piso de la Cuarta Transformación, como algunos han llamado al gobierno de Sheinbaum, se encuentra así marcado por la sombra del caudillo.

La influencia de López Obrador, lejos de haberse diluido tras su salida del poder, parece haberse consolidado como un poder tras el trono.

La presidenta enfrenta un escenario político complejo, acotada por un partido que sigue respondiendo al liderazgo moral de AMLO y un Congreso dominado por legisladores afines al exmandatario, quienes parecen haber condicionado la gobernabilidad a la continuidad de ciertas prácticas y privilegios.

El aplazamiento de esta reforma también lanza un mensaje preocupante sobre el rumbo del combate a la corrupción, una de las banderas principales de Morena desde su fundación.

Para muchos ciudadanos, esta decisión significa la perpetuación de un sistema en el que los intereses personales y las redes familiares pesan más que la transparencia y la eficiencia en la administración pública.

Mientras tanto, los críticos advierten que este anuncio no solo socava la confianza en el gobierno actual, sino que también proyecta una imagen de debilidad frente a los intereses de los grupos de poder al interior del movimiento.

¿Es realmente Sheinbaum la presidenta que dirige el país, o simplemente una figura atrapada en un entramado político que no le permite actuar con independencia?

Lo que parece claro es que el nepotismo tiene garantizados seis años más de vida fructífera en México.

Bajo el discurso de la transformación y el cambio, las viejas prácticas persisten, adaptándose a los tiempos y a las circunstancias, pero siempre con los mismos beneficiarios: un círculo privilegiado de personajes con apellidos y relaciones estratégicas que, al parecer, seguirán ocupando los espacios clave en el gobierno.

EU

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