Funcionó protesta de vendedores del Malecón: ya trabajan

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Después de tres protestas frente a la presidencia municipal, los vendedores de alimentos del Malecón II lograron que las autoridades municipales les permitan trabajar, con estrictas medidas de sanidad, y turnándose la mitad de los puestos.

Se trata de cerca de 20 puestos semifijos, quienes laboran en el malecón II, con venta de elotes, tuba, crepas, aguas frescas, tamales, hot dogs y frituras, cada uno de ellos atendidos por 3 personas por lo que son varias las familias que aquí encuentran su sustento.

Con pancartas pedían al alcalde ser incluidos en la reactivación económica, al igual que otros giros gastronómicos y de esparcimiento. Incluso dijeron no querer despensas sino ya reactivar sus labores, prometiendo acatar todos los protocolos de sanidad.

POR DECRETO AREAS PUBLICAS DEBEN PERMANECER CERRADAS

En su momento el director de Inspección y Reglamentos del Ayuntamiento, José Juan Velázquez Hernández, había fundamentado su negativa por la ordenanza de mantener plazas públicas cerradas.

Puntualizó su situación era muy diferente a la de los restaurantes y fuentes de sodas:

“Ellos están en un espacio público (malecón), si tuviesen un local establecido, pudieran haber abierto desde la primera etapa de reactivación, que fue a principios de junio”, ponderó.

Reiteró, conforme al decretos publicados por el gobierno del Estado, las áreas públicas aún no se encuentran abiertas, como es el caso del malecón, igual dijo permanecen cerradas la plaza principal, así como las de El Pitillal, Lázaro Cárdenas e Ixtapa, así como las unidades deportivas.

Sin embargo, les autorizaron la apertura que tanto demandaron, cuya líder Mara Fierro, recordó, tras reunirse con el Secretario General del Ayuntamiento, así como con el coordinador de gabinete y titular de Reglamentos, los dejaron a partir de mediados de agosto, abrir paulatinamente.

AGRADECIDOS POR LA OPORTUNIDAD DE VOLVER A SU LABOR

“Primero nos dijeron que no podíamos trabajar todos, nos estamos dividiendo en dos grupos, así trabajamos un día sí y otro no…y los puestos están separados por tres metros, todos los alimentos totalmente tapados, o con acrílicos”, explicó.

Además del obligado gel antibacterial, cubrebocas, “también tenemos separadores entre los clientes, para que uno espere en lo que al otro se le atiende”, subrayó. 

Mara compartió ha estado lenta la venta de sus productos, pero agradeció la oportunidad de al menos sacar al día de 100 a 300 pesos, después de cinco meses de estar cerrados y endeudarse.

 



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Miguel González Guerra