Freno a la piratería

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A unos días de los primeros cien años de beisbol en México, tantas cosas han ocurrido que sorprende como el desarrollo se acerca ya a una mejor organización.

En los tiempos viejos cuando en Estados Unidos no aceptaban personas de color, se vivieron los mejores años en el beisbol mexicano, sin restricciones, auténticos gigantes del beisbol de color llegaron a nuestro país, los mejores jugadores de color llenaron los equipos mexicanos.

Empresarios con mucho dinero, incluso ofrecieron contrato a los mejores peloteros norteamericanos. 

Un empresario mexicano le ofreció un cheque en blanco a ese gran atleta que era Ted Williams, solamente que intervino el beisbol organizado y prohibió jugar en México a los grandes astros del deporte.

Las buenas relaciones se hicieron presentes, hasta que los Dodgers de Nueva York, en aquella época, contrataron al primer jugador de color.

La piratería en los nuevos tiempos fue por parte del beisbol organizado, quien sin autorización oficial empezó a contratar a peloteros mexicanos, a tal grado que levantó las protestas de la liga mexicana. 

El acuerdo principal fue que ningún equipo de Estados Unidos puede contratar a prospectos mexicanos sin antes dar como propiedad a un equipo mexicano.

Ejemplos hay muchos, de Oliver Pérez a Martín González y a Julio Urías, entre otros, fueron firmados por equipos de Estados Unidos sin autorización del beisbol mexicano, su costo ha sido mínimo, por lo que han significado. 

Oliver Pérez tiene 18 años en las ligas mayores, su mejor contrato fue de 300 millones de dólares por cinco temporadas, dinero que no le dejó ni un solo dólar a un equipo mexicano.

De Martín González y Julio Urías ya se sabe, poco le costaron a los Dodgers y ninguno de los dos llegó a pertenecer a un equipo mexicano, piratería absoluta, pero eso se acabó. En adelante ningún equipo de las ligas mayores puede contratar directamente a jóvenes mexicanos, cada jugador mexicano estará tasado en 400 mil dólares y ese dinero será directo al beisbol mexicano.

Abundan en México jóvenes con calidad de ligas mayores, solamente que ahora no hay firmas directas, el trato debe ser entre las ligas mayores y los equipos mexicanos.

Buscadores de grandes ligas pueden seguir a cualquier mexicano, pero ya no es trato directo, ahora su reporte es al beisbol mexicano y ya se sabe, la ficha es 400 mil dólares si se interesan en llevarlos a las grandes ligas.

Muy buenos ejemplos han sido sin duda Oliver Pérez, Martín González, Julio Urías y otro muchacho sinaloense de nombre Manuel Martínez, pitcher derecho que estará en el campo de entrenamiento de los Cachorros de Chicago, su velocidad es de 96 y 105 millas por segundo.

Este podría ser el último fruto de la piratería. En adelante, la liga mexicana de béisbol y hasta las autoridades federales establecen la nueva relación.

Los estadios de Hermosillo, Héctor Espino y el de Ciudad Obregón, así como los campos de entrenamiento de la liga mexicana se van a dedicar a concentrar a los mejores elementos. Todos a disposición de los equipos de grandes ligas, pero ya con una etiqueta de 400 mil dólares por su firma.

Esto pone punto final a la piratería que han ejercido los equipos de ligas mayores con los prospectos mexicanos que no les cuestan, hasta que se hizo el convenio con el beisbol mexicano.

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