FRENA: la fachada de los neoporfiristas

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Por estos días la Ciudad de México ha vivido una farsa, muy bien escenificada. Esta representación de una realidad deformada, chabacana y grotesca la han llevado a cabo los miembros del grupo de ultraderecha conservador denominado Frente Nacional Anti-AMLO (FRENA).

Su principal objetivo es realizar operaciones de desgaste y provocación para generar una confrontación en las calles, pero en esta primera etapa están concentrados en mantener la ruta de la deslegitimación del gobierno elegido democráticamente mediante la mentira y la manipulación.

Gilberto Lozano, el ex directivo de FEMSA que lidera esta organización, denunció ante una treintena de medios de comunicación, internacionales, nacionales y alternativos, que México vivía una dictadura, y que uno de los elementos más visibles de este proceso era la falta de libertad de expresión.

La dictadura mexicana, dentro de la matriz de opinión de FRENA contiene las siguientes líneas discursivas: mata deliberadamente niños con cáncer, reprime a los ciudadanos inconformes, existe censura en todos los medios de comunicación nacionales, pacta con narcotraficantes, odia a los empresarios, utiliza a centroamericanos en la Guardia Nacional para atacar a la población mexicana, estimula la homosexualidad y el aborto para acabar con la familia tradicional y quiere acabar con la iglesia católica a través de la masonería, todo ello para implantar el comunismo soviético.

Según FRENA y su líder, este fin de semana habrían marchado 300 mil personas rumbo al Zócalo de la Ciudad de México para realizar un plantón y exigir la renuncia de López Obrador. Este dato que carece de veracidad no debe pasar desapercibido, ya que forma parte de la construcción del discurso de odio y confrontación que se está desarrollando.

En realidad, no hubo más allá de un par de centenares de personas protestando ese día, pero eso en el fondo no es lo importante, sino la teatralidad política que les permite un espacio político en la vida pública de México que antes no tenían. Y que tiene su punto de partida en propalar mentiras y manipular información sin impedimento alguno.

Esto es posible gracias a la amplificación mediática, que nada tiene que ver con la falta de libertad de expresión, más bien, sobre la base de la libertad de expresión se hace uso de este discurso para ir generando una base social que permita abrir en la escena política una fuerza conservadora con la demanda de la destitución de López Obrador.

FRENA es la fachada incoherente que la clase política y empresarial están construyendo para reforzar un proyecto político más reaccionario mediante una coalición de partidos políticos que puedan recoger el descontento.

Presentarse como la nueva modernidad mexicana ha dejado de tener éxito dentro del neoporfirismo, es por eso por lo que debe producir un discurso de miedo haciendo uso de recursos ideológicos apegados al MURO y al Yunque, sociedades secretas que han sido reactualizadas para influir en un nuevo movimiento social.

Avenida Juárez ha quedado tomada por tiendas de campaña, que la única diferencia que existe entre ellas es el color, ya que la marca es la misma, lo que muestra un financiamiento desde fuera y no la organización de ciudadanos en descontento, de hecho, las redes sociales han mostrado videos de personal de FRENA solicitando voluntarios. En grupos de Telegram y WhatsApp sugieren a empresarios a enviar a sus empleados para mantener ocupadas las tiendas vacías.

Los bots en las redes sociales han querido identificar esta nueva toma con la realizada por el movimiento obradorista a raíz del fraude de 2006, nada más alejado a la realidad. Mientras Gilberto Lozano afirma tener templarios dispuestos a hacerse explotar con C4 en la Cámara de Diputados para detener el comunismo en México personificado en el presidente López Obrador, el plantón de Reforma que tuvo una duración de 47 días se efectuó para que el descontento del fraude electoral no deviniera en un conflicto violento.

La vía pacífica que planteó en ese entonces Andrés Manuel López Obrador permitió que no se quebrará un solo vidrio para llegar a ocupar el poder ejecutivo.

Este nuevo juego de máscaras no le importa en lo absoluto que la sociedad pueda ridiculizar a la oposición representada en FRENA, ya que este movimiento neoporfirista es una farsa que tiene un trasfondo más perverso, una puesta en escena que requiere que la comedia propuesta por Gilberto Lozano y los suyos pueda abrirle paso a una oposición responsable y culta que pueda moldear a una masa social desencantada y dispuesta a hacer de su odio una acción efectiva, hacía ese drama autoritario apuntan los conservadores.

En medio de una terrible pandemia y la crisis económica global que ha producido, al parecer existen voces que de forma irresponsable han callado convenientemente en espera de que se pueda producir una salida forzada de este gobierno, o en su caso, han empezado a acompañar a este movimiento bajo el simulacro de la defensa de la libertad de expresión.