En la FIL Guadalajara 2024, José Ramón Cossío expuso los riesgos del militarismo en México
Desde la década de 1960, el Ejército mexicano ha asumido diversas tareas, como el apoyo a la sociedad en desastres naturales, la distribución de libros de texto gratuitos y la erradicación de plantíos de marihuana.
Sin embargo, la expansión de sus funciones ha alcanzado una situación
“muy preocupante”, señaló José Ramón Cossío, miembro de El Colegio Nacional,
durante la presentación del libro Los futuros de la militarización (El Colegio Nacional, 2024).
Esta actividad inició la participación de El Colegio Nacional en la FIL Guadalajara 2024. Además de Cossío, participaron Daira Arana Aguilar,
directora general de la organización de asuntos internacionales Global Thought Mx, y Marcos Pablo Moloeznik, politólogo y doctor en Derecho.
De acuerdo con el colegiado, la militarización de México ha sido un proceso cualitativo en el que “a las Fuerzas Armadas y al Ejército se les ha asignado un número creciente de funciones”. Esto deriva, entre otros factores, de una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública relativa a la Secretaría de la Defensa Nacional, la cual establece que esta dependencia o los soldados pueden realizar “cualquier tarea que les asigne el presidente”.
Asimismo, Cossío se refirió a una modificación del artículo 129 constitucional,
que permite al Ejército y la Armada desempeñar cualquier función establecida en las leyes, sin la obligación de ofrecer información pública.
El también ministro en retiro explicó que, en tiempos de guerra, es comprensible que el Ejército reserve información, ya que sus planes de batalla constituyen un asunto de seguridad nacional.
Sin embargo, cuestionó: “¿Qué ocurre cuando las Fuerzas Armadas participan indiscriminadamente en condiciones civiles? Si uno pregunta cuánto cuesta la varilla o quiénes son los contratistas, la respuesta es: ‘no lo podemos decir, porque es de seguridad nacional’”.
En otro punto, Cossío analizó que la acumulación de funciones por parte del Ejército puede desencadenar lo que Hegel y los marxistas identificaron como un cambio cualitativo derivado de uno cuantitativo.
Según el colegiado, esto podría conducir no solo a la militarización, sino al militarismo.
Militarización vs. Militarismo
Según Cossío, la diferencia entre militarización y militarismo radica en que este último se desarrolla en una dimensión cultural.
El militarismo exalta los valores militares que, si bien son fundamentales en condiciones de guerra, pueden entrar en conflicto con la vida civil en tiempos de paz.
“Los militares son personas dispuestas a dar su vida por los demás en situaciones bélicas; sin embargo, imponer esos valores en la vida civil resulta muy complicado”, explicó.
Haciendo eco de la obra de la académica Mary Beard, Cossío destacó que, en contextos militaristas, los valores de hombría suelen predominar, subordinando a las mujeres. “Se les concibe como proveedoras de hijos para los frentes de batalla, de alimentos y de cuidado para los hombres en guerra”, señaló.
Por lo tanto, concluyó Cossío, una sociedad militarista obliga a adoptar una narrativa que no necesariamente fomenta la construcción de la seguridad nacional, la defensa y la paz. “Por eso este libro se titula Los futuros de la militarización. Su propósito es reflexionar sobre el futuro de las generaciones por venir, no solo en términos de pensiones o cambio climático, sino también respecto a la militarización, que podría desembocar en militarismo”.
HV