Extranjeros dan de comer a indigentes en Vallarta

Sam, una residente de origen canadiense, instructora de yoga hace seis años decidió que Puerto Vallarta sería su hogar.

Desde entonces trabaja como instructora de yoga en la playa pero al igual que a muchas personas, tuvo que dejar su actividad en pausa debido a la pandemia por Covid 19.

Ella daba clases en la playa y prácticas privadas, pero al cerrar toda actividad e interacción con las personas, se quedó sin trabajo y al darse cuenta de la situación que estaba pasando la gente decidió hacer algo.

Al estar trabajando en la playa, pudo tener un contacto cercano con las personas sin hogar, pudo notar que ellos y ellas no cuentan con ningún tipo de apoyo por parte de ninguna entidad gubernamental ni social.

Un día decidió hacer un refrigerio para ellos, empezando con unos sándwiches y una fruta para ayudarles a tener un día mejor teniendo algo de comida en el estómago.

La gente sin hogar tiene hambre

Esta mañana fue un día normal, era evidente que esta gente sin hogar empezaba a caminar por las calles del centro procedentes de diferentes rumbos, pero ¿A dónde van? 

Bastó con seguirlos de cerca para darse cuenta que se estaban reuniendo en los alrededores de la plaza de armas en la esquina de Morelos e independencia, estaban esperando algo.

Minutos después, llegaba un vehículo tipo sedán del que bajaron dos cajas de plástico y varias bolsas con fruta y pan, eran Sam como dijo llamase esta mujer quien apoyada por dos amigos también originarios de Canadá llevaban un refrigerio y una fruta, que literalmente desapareció de los contenedores rápidamente. 

Fueron más de cien paquetes de comida que se repartieron esa mañana, los que llegaron tarde alcanzaron un poco de fruta, Sam dice que nunca es suficiente, ya que cuando iniciaron con este proyecto apenas fueron 35 comidas, hoy repartieron 127, quizás mañana lleven un poco más, el hambre y la necesidad aumenta cada día.