El profesor Küng

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Calíope

Más lamentable que el reciente fallecimiento de Hans Küng (1928-2021) ha sido la pobre difusión de su muerte y la nula reflexión acerca de su pensamiento, no sólo teológico, sino también filosófico.

El gran teólogo Hans Küng falleció el martes 6 de abril a los 93 años en su casa de Tübingen, Alemania. Para algunos es el mayor teólogo del siglo XX. Su obra y pensamiento marcó una de las líneas de pensamiento de la Iglesia postconciliar.

Fue un profundo crítico de la burocracia vaticana y sobre todo de la infalibilidad papal y muchas veces estuvo en conflicto con el poder burocrático del papado de Juan Pablo II. Siempre estuvo apegado a las grandes renovaciones del Concilio Vaticano II del que fue consultor junto a su amigo Joseph Ratzinger, después Benedicto XVI, con quien tuvo fuertes diferencias y le acusó de haber traicionado los principios del Concilio.

Hans Küng nació en 1928 en Lucerna, Suiza. Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y obtuvo su doctorado en Teología en el Instituto Católico de París. También se doctoró en la Sorbona. Se ordenó sacerdote en 1954. Tuvo influencia en la nueva teología francesa, pues fue cercano a pensadores como Pierre Teilhard de Chardin, Henri de Lubac y especialmente Yves Congar.

Siendo sacerdote comenzó a enseñar en la Universidad de Tübingen. Entre otras cosas, impulsó el rol de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, el ecumenismo y la renovación de la Iglesia, el espíritu sinodal a favor de la eutanasia, la opción por los pobres y apoyó la teología de la liberación. Principalmente reivindicó la libertad de pensamiento teológico.

Por sus posturas de vanguardia y por cuestionar la infalibilidad, el Vaticano le prohibió a Küng enseñar en las facultades católicas por decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1979. Por ello, la Universidad de Tübingen creó para el profesor Küng el Instituto de Investigaciones Ecuménicas, y le permitió enseñar hasta 1996, cuando se retiró.

Su obra es abismal y universal. Dedicó la mayor parte de su reflexión a la transformación de la Iglesia bajo un espíritu de renovación al que permaneció apegado toda su vida. Sirvan estas humildes palabras para rendirle un homenaje al profesor Küng, a quien se le debe tanto y que inmerecidamente no se le ha reconocido.

@cromerogabriell