El gobierno de sangre de Evelyn Salgado alcanza a sus cercanos

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En Tercera Persona

Con tiros en el rostro, a las afueras del fraccionamiento Joyas de Brisamar, en Acapulco, fue asesinado la noche del domingo el empresario Joaquín Alonso Piedra, conocido como “El Abulón” (aunque su verdadero apodo era “El Agujón”, debido a su delgadez).

Lo esperaron a las puertas de su domicilio. Llegó sin vida al Hospital Magallanes, en donde también su esposa fue intervenida de urgencia.

Joaquín Alonso Piedra fue suegro de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, y abuelo del hijo que esta tuvo con el también empresario Joaquín Alonso Bustamante.

En 2015, la ejecución de seis taxistas llevó a agentes de la División de Inteligencia de la Policía Federal hasta un grupo de sicarios de la organización conocida como Los Rusos, brazo armado del Cártel de los Beltrán Leyva.

Los sicarios confesaron que se hallaban bajo las órdenes de “La Señora”, Clara Elena Laborín, esposa del narcotraficante Héctor Beltrán Leyva, cuyo imperio había heredado. Revelaron, también, que “arriba” de ellos se hallaba “El Agujón”: consuegro del exalcalde de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, y encargado de lavar los activos de la organización, así de como de financiar con dinero del crimen organizado diversas campañas políticas.

“El Agujón” fue detenido en 2016 y enviado a prisión bajo cargos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Fue liberado tras la llegada de su exnuera a la gubernatura de Guerrero. La liberación se realizó sin ruido y sin prensa. Pero narcomantas y mensajes subidos a redes sociales indicaban que al salir de prisión había vuelto a tejer una red criminal: se le acusó de estar detrás de las extorsiones a hoteleros y restauranteros y de despojar de sus propiedades a ejidatarios.

Una de estas mantas le lanzaba la siguiente amenaza: “Atente a las consecuencias”.

En un mensaje dirigido a la gobernadora se indicaba tras la liberación de su exsuegro, y gracias a la protección que el gobierno le brindaba, que Acapulco se estaba “desbaratando” por la violencia y los asesinatos de políticos, empresarios y “hasta taxistas”.

Apenas en diciembre pasado, el exdiputado Ricardo Taja, socio de “El Agujón”, y quien buscaba la alcaldía de Acapulco por Morena, fue acribillado en una pozolería de la Zona Diamante. Esa semana, el presidente López Obrador había negado que existieran problemas de inseguridad en Acapulco.

Un cerco formado por los cadáveres de parientes y familiares asesinados rodea a la gobernadora de Guerrero.

El 7 de agosto de 2023 fue asesinado en Iguala Humberto Enoc del Valle Zúñiga, esposo de su prima, Zulma Janeth Carvajal Salgado, aspirante a la alcaldía de Iguala.

Del Valle Zúñiga había sido director de la policía preventiva en los días en que Félix Salgado Macedonio gobernó Acapulco, y le abrió la puerta a los Beltrán Leyva.

Una semana antes, en la Autopista del Sol, habían ejecutado al empresario automotriz José Guadalupe Fuentes Brito, tío del jefe de Oficina y pareja sentimental de Evelyn Salgado, Rubén Hernández Fuentes.

En el mes de octubre, en uno de los ataques más brutales contra la fuerza pública, un sobrino del “Agujón”, Alfredo Alonso López, secretario de Seguridad Pública de Coyuca de Benítez, fue emboscado y asesinado por un comando en la carretera federal Acapulco-Zihuatanejo.

En el ataque perdieron la vida diez personas más: el director de la policía de Coyuca, Honorio Salinas Garay, y nueve agentes uniformados.

Una versión recogida entre fuentes estatales indica que uno de los líderes de Los Rusos, Jesús Orlando Rodríguez, le había reclamado a “El Agujón” propiedades que pertenecían a los Beltrán Leyva, y de las que este se había apropiado.

Desde los primeros asesinatos de parientes y familiares se indicó que el crimen organizado le estaba enviando mensajes a la gobernadora, a quien se acusa de haber pactado con grupos criminales, entre estos, según versión del obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel, el de Los Tlacos.

El de Evelyn Salgado ha sido un gobierno de sangre. Como ha ocurrido con la familia Monreal en Zacatecas, ese torrente desatado ha alcanzado ya a muchos de sus cercanos.
¿Casualidad?

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